Recientemente, el controvertido Alan Mozo ha vuelto a ser el centro de atención, esta vez atrapado en la telaraña de la polémica por promocionar apuestas deportivas en su cuenta de Instagram. Este comportamiento ha generado expectación sobre la respuesta de las Chivas de Guadalajara, que, como suele ser la norma, han optado por un silencio casi ensordecedor.
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El Código de Ética en la mira
Con los ecos de este escándalo resonando en el entorno futbolístico, se ha revelado que las acciones de Mozo no solo son un golpe a la ética del deporte, sino que van en contra de las normativas establecidas tanto por la FIFA como por la Federación Mexicana de Fútbol. Estos órganos reguladores son claros: promover o estar relacionado con prácticas de apuestas es estrictamente prohibido en sus estatutos de Código de Ética. Sin embargo, parece que en el seno de Chivas la gravedad de la situación no ha calado tanto como se esperaría.
La reacción tibia de la directiva
A pesar de las críticas que han llovido sobre Mozo y la posibilidad de una sanción contundente por parte de la Federación, la directiva de las Chivas se limitó a realizar una simple llamada de atención al futbolista, quien ya tiene un historial de controversias que lo persigue como sombra.
Este tumulto llegó justo antes del esperado enfrentamiento contra los Tuzos de Pachuca. A pesar del mar de críticas, el equipo tapatío decidió alinearlo como si la tormenta no hubiese existido. Mozo tomó su puesto en el once inicial en el estadio Akron, y aunque fue sustituido al minuto 61, pasó desapercibido como si fuera un jugador del montón en un partido de liga.
Historias de falta de autoridad
Este no es el primer rodeo que Chivas realiza en la cuerda floja de la disciplina. Situaciones previas han mostrado una alarmante pasividad ante los desacatos de sus jugadores. Recordemos el caso de Alexis Vega, que también mostró desacato al reglamento interno; a pesar de ello, continuó jugando tras un par de meses. Al igual que Roberto Alvarado, quien provocó revuelo mediático al herir a un reportero con un artefacto explosivo, lo cual solo resultó en una sanción económica y un par de encuentros fuera de juego.
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El deporte del fútbol está lleno de pasiones y emociones, pero también de reglas que deben respetarse. En este caso, parece que las Chivas se encuentran en una encrucijada donde el orden y la autoridad deben recuperar su lugar para poder construir un equipo que no solo sea competitivo, sino también ejemplar dentro y fuera del campo.
