La llave más atrayente de los cuartos de final de la Copa América. ¡Un choque de trenes! Un duelo entre campeones del mundo, un capítulo más de una rica y eterna rivalidad. En el Allegiant Stadium de Las Vegas, la selección uruguaya de Marcelo Bielsa enfrentó a Brasil y sufrió como nunca para avanzar. Sudó la gota gorda pero en la lotería de los penales, los charrúas superaron al Scratch y están entre los cuatro mejores.
Uruguay y su ventaja inicial
La Celeste llegó con una leve ventaja por su sobresaliente rendimiento y antecedentes. Clasificó líder de su grupo con puntaje ideal (9 de 9) y es una de las escuadras que mejores sensaciones ha dejado en este certamen, estirando lo realizado en las Eliminatorias. Por otro lado, la Canarinha avanzó segunda en el grupo D, dejando muchas más dudas que certezas y, además, sin Vinícius Jr.
El valor de la ausencia
El crack del Real Madrid no jugó por suspensión (tarjetas amarillas), lo que permitió la presencia de Endrick como centrodelantero en la Canarinha. Al final, la falta de Vini fue notoria.
Un primer tiempo de más fricción que fútbol
La primera parte del duelo estuvo marcada más por la fricción que por el buen juego. La intensidad y la imprecisión se impusieron sobre las ideas y los remates a portería. Aunque el encuentro tuvo un ritmo alto, faltaron claridades en los metros finales y la constante refriega elevó la temperatura del duelo.
Marcelo Bielsa vivió el partido con su característico fervor. Inquieto y movedizo en su área técnica, no ocultó su molestia con el equipo arbitral liderado por el argentino Darío Herrera. Cada cobro dudoso encontraba respuesta en los gestos y reclamos del técnico rosarino, acompañado por sus asistentes Pablo Quiroga y Diego Reyes.
Primeras aproximaciones
La profundidad en ataque para los uruguayos se generó por la franja derecha, donde Federico Valverde y Facundo Pellistri ganaban la banda. La primera ocasión de la Celeste llegó con algo de fortuna, a los 18′, con un casi autogol de Militao. Mientras tanto, Brasil tuvo varias oportunidades para ponerse en ventaja, producto de ataques directos y errores defensivos charrúas. A los 28′, Endrick desperdició una chance de remate directo. A los 35′, el golero Rochet le tapó un mano a mano a Raphinha.
Esas inquietudes que Bielsa reflejaba en la banca también se explicaban por los imponderables del partido, como tener que cambiar a la dupla de centrales. Primero Ronald Araújo, luego Matías Viña. El Loco tuvo que hacer ingresar a José María Giménez y Sebastián Cáceres, respectivamente, mientras continuaba enfurecido con las decisiones del juez Herrera.
El toque dramático
Uruguay tenía un plan más nítido, aunque sin resultado a la vista; el partido era para cualquiera. Tanto Sergio Rochet como Alisson Becker no fueron exigidos reiteradamente. A medida que el reloj avanzaba, los equipos evitaban tomar demasiados riesgos, conscientes de que un gol en contra sería un mal negocio.
Un punto de quiebre se dio en los 72′, cuando el árbitro revisó con el VAR una dura entrada de Nahitan Nández sobre Rodrygo. Herrera, que inicialmente había amonestado, cambió su decisión después de ver las imágenes y mostró la tarjeta roja. La falta del uruguayo fue descalificadora.
Cambio de planes
Uruguay tuvo que rearmarse. El técnico sacrificó a Darwin Núñez para cerrar espacios y tratar de controlar el balón en los minutos finales, dirigiéndose inevitablemente hacia los penales. El epílogo del tiempo regular fue complejo para los orientales, quienes se vieron obligados a ponerse el overol. El partido terminó sin goles y se fueron a los penales. Tres de las cuatro llaves de cuartos se definieron en la tanda desde los 12 pasos.
La Celeste, infalible desde los doce pasos
En una instancia de alta tensión, la Celeste demostró su estirpe copera. Como en tantas oportunidades, ganó 4-2, con los aciertos de Valverde, Bentancur, De Arrascaeta y Ugarte. Brasil falló dos de cuatro: Rochet le atajó a Militao y Douglas Luiz pegó su tiro en el palo. La Verdeamarela de Dorival Júnior se va sin pena ni gloria.
Ahora, la cita de Uruguay es contra la Colombia de James Rodríguez, quizás el equipo que mejor ha jugado en el torneo. Será el próximo miércoles, en Charlotte. ¡Podría ser perfectamente la final!
