Juan Román Riquelme ingresó al Salón de la Fama del Fútbol: «Soñaba con ser futbolista, no pensé que iba a tener esta suerte»
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¡Pum! ¡Bomba en el fútbol argentino! El genio de Juan Román Riquelme ha sido inmortalizado al ingresar al Salón de la Fama del Fútbol. Desde niño, Román soñaba con la pelota bajo los pies, gambeteando vidas y obstáculos, pero jamás imaginó que este reconocimiento llegaría para coronar su trayectoria. «Soñaba con ser futbolista, no pensé que iba a tener esta suerte», confesó con humildad el ídolo Xeneize.
El Mago de Don Torcuato
En cada rincón del planeta fútbol, mencionar el nombre de Riquelme es sinónimo de calidad pura, magia y fútbol del más alto calibre. Las canchas de barro de Don Torcuato fueron testigos de sus primeros pasos en el deporte, pero nadie sospechaba que ese pibe flaquito llevaría su talento a niveles estratosféricos.
Por Siempre en Nuestra Memoria
Ese mágico gol de taco ante Cerro Porteño, la fina estampa de su ’10’ en la espalda de la camiseta azul y oro, y los tiros libres precisos como flechas al corazón de los arqueros rivales, todo eso y más lo ha llevado a ser recordado por siempre. Riquelme, como aquel pintor excepcional que con cada pincelada hacía vibrar a millones, nos dejó tatuados momentos épicos.
El Maestro del Balón
Riquelme no solo dominará eternamente nuestros recuerdos, sino que también será un símbolo inmortal en el Salón de la Fama. Ese salón que huele a gloria, donde solo los más grandes tienen cabida: los Pelé, los Maradona, los Messi. ¡Qué lujo tener a Román ahí! ¡Aplausos de pie para el eterno ’10’!
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- «Soñaba con ser futbolista, no pensé que iba a tener esta suerte», esas palabras reflejan la humildad y gratitud del ídolo.
- Sus jugadas, dignas de un pintor de la cancha, son recordadas en cada esquina donde se habla del buen fútbol.
- El estadio de Boca, La Bombonera, lugar donde su magia parecía tocar el cielo, vibraba con cada toque de balón que él ejecutaba.
En definitiva, el fútbol le agradece haberle regalado un jugador de su talla. ¡Gracias, Román! Por las tardes de gloria, por las noches mágicas y por enseñarnos que los sueños se cumplen pero también se superan. Desde ya, el fútbol queda eternamente en deuda con vos. ¡Aplausos para un verdadero maestro del balón! O más bien, humildemente… ¡gracias por tanto fútbol, Riquelme!