¡Qué noche se vivió en el Monumental! Marcos Acuña, el flamante refuerzo de River, fue el centro de todas las miradas en su esperado debut, aunque no fue todo color de rosas. En un partido que terminó con un 0-0 difícil ante Newell’s por el Torneo de la Liga, el Huevo Acuña mostró destellos de su calidad, pero la fortuna no estuvo de su lado.
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Un debut con sabor agridulce
El Monumental estaba vestido de gala. La hinchada de River, siempre fiel y fervorosa, esperaba con ansias el primer toque de balón de Marcos Acuña. Desde la tribuna, los cánticos resonaban como un eco interminable, un aliento que inundaba la cancha. Pero, como dirían los viejos sabios del fútbol, el debut no siempre sale como uno lo sueña.
Acuña tuvo una actuación discreta, como quien quiere pero no puede. Sin embargo, ¿quién podría olvidar esas pinceladas de talento que dejó sobre el césped? ¡Ay, Mamita querida! En el primer tiempo, con un pase milimétrico, dejó boquiabiertos a más de uno. Fue como un artista pintando un cuadro en pleno escenario del fútbol.
Una primera mitad para analizar
La primera mitad del partido fue una mezcla de emociones y tensión. River controlaba el balón y Newell’s esperaba agazapado, como un león al acecho. El Huevo, siempre activo, intentó hacerse dueño del mediocampo. En una jugada memorable, realizó un quiebre de cintura que dejó desparramado a su marcador. ¡Qué jugada, señores! Era para aplaudir de pie.
Pero no todo fue miel sobre hojuelas. A pesar de su esfuerzo, le costó encontrar su ritmo ideal. Tal vez los nervios del debut, la presión de la camiseta o simplemente una noche donde las cosas no salen, pero no logró conectar como él esperaba.
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El segundo tiempo: más corazón que juego
El complemento trajo apuestas y cambios. River intentó desbordar, romper líneas, pero Newell’s se cerró como una caja fuerte. Acuña seguía dando batalla en el medio y tuvo un par de intentos al arco que no prosperaron. ¡Pam! Un remate que rozó el palo y dejó a todos con el corazón en la boca.
Las tribunas seguían alentando, el “Vamos Millo” era un grito de guerra. Acuña, incansable, seguía corriendo. Se peleó cada balón como si fuera el último bocadito de una torta en una fiesta de cumpleaños. Pero las redes no se inflaron, y el partido culminó sin goles.
Expectativas futuras
El debut de Acuña en River fue un capítulo más en la historia del fútbol, uno que promete con mejorar. No fue el debut soñado, pero mostró solidez y carácter, cualidades que sin duda alguna le ayudarán a brillar en futuros encuentros. ¡Esto recién empieza!
¡Vamos, Huevo! Sabemos que por tus venas corre sangre de campeón. Esto recién arranca y es solo cuestión de tiempo para que el Monumental vibre con tus jugadas. La hinchada millonaria te apoya y espera verte en tu máximo esplendor. ¡Vamos por más!