La eliminación de Atlético Junior de la Copa Libertadores sigue y seguirá doliendo todavía por un buen tiempo en Barranquilla.
Perder la ida 1-0 en Santiago podía estar en la cuenta, pero caer en casa por 1-2, con estadio lleno y con todas las herramientas a disposición sigue siendo inexplicable para la afición.
Aunque los primeros señalamientos fueron contra el técnico Arturo Reyes por su planeación de la llave completa y por la demora en los cambios, ahora la mira ha ido apuntando más a los jugadores, a quienes les critican su falta de intensidad, de convicción y de valentía para buscar la victoria en su casa. Circulan imágenes de la lentitud y a veces casi apatía a la hora de ir a las tareas de marca y eso, por más que se critique al DT de turno, pasa directamente por el grupo de futbolistas.
Lo cierto es que el dolor no cesa pero, al menos esta vez, no parece que las decisiones se tomen solo teniendo en cuenta ese sentimiento. Fuad Char, máximo accionista del equipo ‘tiburón’, ha dicho que Reyes se queda y así la presión pasa a la nómina, llena de estelares que han mostrado un bajón en su nivel.
No faltó motivación
Para los jugadores, vale decir, debería ser suficiente motivación pertenecer a un club con 100 años de historia, con diez títulos, que ofrece todas las garantías y paga muy bien y a tiempo.
Pero en esta Copa Libertadores les habrían ofrecido otro incentivo que, increíblemente, no dio ningún resultado.
Según reveló Hugo Illera en El Heraldo, había un atractivo botín por superar los octavos de final de la Copa Libertadores: «Es tan bajo nivel de los jugadores, que el premio por clasificar a cuartos de la Libertadores rondaba los 2.500 millones de pesos… ¡y no pudieron!», escribió.
Mal contados serían cerca de 70 millones de pesos por dos partidos… y parecía que la oferta hubiera sido para Colo Colo pues mostraron esas ganas que tantos extrañaron en el plantel de Junior.
El gol en contra que acabó con los sueños
El gol de Colo Colo al minuto 75 fue un balde de agua fría. La defensa del Junior lució despistada, casi como si estuvieran en modo avión. El remate de media distancia que se coló en la escuadra dejó a Sebastián Viera sin nada que hacer, confirmando así lo que ya se temía: la eliminación estaba servida.
Señalamiento al técnico
Algunos hinchas no dudaron en volcar su frustración hacia el entrenador Arturo Reyes. Se le acusa de ser demasiado conservador, de hacer los cambios más tarde que un tren en hora pico. Pero lo cierto es que el verdadero problema parece estar en la falta de garra y corazón en los jugadores.
Un aliento que no fue suficiente
Las gradas del Metropolitano Roberto Meléndez estuvieron a reventar, con la hinchada tiburona animando hasta quedarse sin voz. Pero ni así pudieron despertar la chispa en los jugadores de Junior. Salieron al campo sin convicción, como si algo más pesado que el uniforme los amarrara al césped.
Lo que más duele a los aficionados es que, aunque se les ofreció un jugoso incentivo económico, cerca de 70 millones de pesos por avanzar, esto no logró encender ni siquiera una chispa en el rendimiento del equipo. Así lo expresó con amargura Hugo Illera, recordando el bajo rendimiento a pesar del incentivo millonario.
El futuro incierto
Con el respaldo de Fuad Char al técnico Reyes, la atención se centra ahora en los jugadores, esos mismos que siempre prometen pero no siempre cumplen. La nómina está llena de jugadores de renombre, sin embargo, se espera que la directiva tome decisiones que no solo resulten en el papel, sino en la cancha.
Un legado que pesa
Junior es un club con una rica historia de 100 años y diez títulos, una institución que paga bien y puntualmente. Pero eso no parece ser suficiente. El presente requiere acciones y cambios que revivan el fervor y la entrega de estos jugadores, para que el tiburón vuelva a morder con la ferocidad que lo caracteriza.