En un duelo vibrante y lleno de intensidad, Alianza Lima venció 1-0 a Ayacucho en el siempre desafiante estadio de Huamanga. El clima era propicio para un partido cardiaco, donde el verdadero rival fue la altitud traicionera de la sierra peruana. Los hinchas blanquiazules vivieron este encuentro como si estuvieran en el mismísimo Matute, con el corazón en la mano, desde el primer pitazo hasta el último segundo.

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El Desafío de la Altura: El Estratega Gorosito Apostó por la Mezcla Perfecta
Con una mezcla de experiencia y juventud, Néstor Gorosito sorprendió. El director técnico presentó un equipo que apenas pisó el césped, demostró estar listo para domar la altura. No era un campo cualquiera, era Huamanga, donde el balón parece tener vida propia y los jugadores sienten que el aire se esconde. Matías Succar, el ‘9’ de los íntimos, comandó el ataque como un verdadero capitán.
Una Solitaria Daga en el Corazón de Ayacucho
La única anotación del partido llegó en el segundo tiempo. Un corner ejecutado magistralmente por los blanquiazules culminó en un cabezazo certero de Succar, que como un cóndor en pleno vuelo se elevó por encima de los defensores. ¡Gol! El grito se escuchó hasta en la tribuna más alta, donde los hinchas sintieron que el sacrificio del viaje había valido la pena.
Detalles que Marcaron la Diferencia
Los muchachos de Gorosito demostraron que no les tiembla la pierna en terreno rival. La defensa se mantuvo firme como una muralla inca, con una línea de cuatro que reaccionaba al unísono. Los mediocampistas, cual marineros curtidos en mil batallas, condujeron el balón con precisión y temple, evitando las trampas que la altura les tenía preparadas.
- El despliegue de Gonzalo Sánchez por la banda, cronometrando cada pase y desborde.
- La astucia de Lago, que manejó el mediocampo como si tuviera el balón amarrado al pie.
- Y la seguridad de Campos en el arco, que apagó cada incendio con reflejos felinos.
Anécdotas del Enfrentamiento
Al finalizar, las sonrisas se mezclaron con el sudor de la frente. «Fue como jugar con el rival y contra el viento al mismo tiempo», bromeó uno de los jugadores, mostrando esa chispa que caracteriza al fútbol peruano.

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Alianza Lima se llevó tres puntos vitales, y aunque la batalla fue dura, la satisfacción del deber cumplido brilló más que nunca en los ojos de cada jugador. Entre risas y abrazos, los blanquiazules se despidieron de Huamanga, dejando huella y llevándose consigo el clamor y la pasión del fútbol.
