El vibrante clásico entre Alianza Lima y Universitario de Deportes, que culminó en un empate 1-1, continúa generando una ola de polémica y comentarios afilados en el mundo del fútbol peruano. Eddie Fleischman, reconocido periodista deportivo, lanzó una crítica feroz hacia ambas instituciones, denotando que su eterno enfrentamiento trasciende la lógica y roza lo absurdo.

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El clásico y sus disputas: más allá de los 90 minutos
En la fecha 7 del Torneo Apertura de la Liga 1 2024, un episodio en Matute prendió la mecha del escándalo: el técnico Fabián Bustos celebró el gol del empate con un gesto hacia los hinchas blanquiazules. La reacción de Alianza Lima no se hizo esperar, presentando un reclamo ante la Federación Peruana de Fútbol (FPF) para exigir sanciones. Fleischman tachó de “menudencia” este tipo de confrontaciones, que en su opinión, desvían la atención de la verdadera esencia del fútbol.
Una espiral peligrosa
El periodista no dejó piedra sin remover al expresar su preocupación por la violencia latente en el fútbol peruano. “Parecen más preocupados por pisarse los talones que por jugar buen fútbol”, escribió. Fleischman sugirió que esta rivalidad podría ser parte de un ciclo vicioso, del que deberían salir cuanto antes.
- Gritos y manos en las orejas: el festejo de Bustos que encendió a Matute.
- El rápido reclamo de Alianza: ¿qué hay detrás de la búsqueda de sanciones?
- ¿Una cultura futbolística en riesgo? Fleischman insiste en que el enfoque está en ganar a cualquier costo.
Formación deficiente: el talón de Aquiles del fútbol peruano
En su crítica, Fleischman fue más allá y apuntó al corazón del problema: la formación de jugadores en el Perú. Con mordacidad, señaló el desastroso desempeño de las selecciones juveniles nacionales, evidenciando una falta de estrategia a largo plazo por parte de los directivos deportivos. “No hay hidalguía en admitir las malas políticas”, sentenció, subrayando un vacío de liderazgo y visión en la conducción del balompié peruano.
El testimonio de Bustos: ¿protagonista o víctima?
En conferencia de prensa, el técnico Fabián Bustos no tardó en responder, argumentando que fue blanco de insultos y provocaciones por parte de los aficionados locales. “¿No puedo expresar mi alegría en la cancha?”, cuestionó Bustos de manera retórica, defendiendo su eufórica celebración como algo natural en un clásico tan electrizante.

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Cantando bajo la lluvia de críticas
Bustos describió su experiencia como una verdadera paradoja: él, que había recibido improperios y hasta botellazos, veía cómo se invertían los papeles y se le acusaba de incitar a la violencia. “Si yo respondiera a cada insulto, habría más ruido que partido”, comentó jocosamente, poniendo de relieve las tensiones que a menudo rodean estos encuentros.
La controversia parece estar servida en la mesa de todos los aficionados al fútbol peruano, con Fleischman y Bustos ofreciendo ángulos distintos pero igualmente apasionados sobre lo que debería ser el verdadero espíritu del juego. El balón sigue rodando, y todos los ojos están atentos al desenlace de esta telaraña de polémicas. ¿Será posible centrarse, al fin, en el talento y la táctica más que en los altercados y roces? En el fútbol, como en la vida, solo el tiempo lo dirá.
