Hay una tormenta arremolinándose en La Florida. Sporting Cristal anda en una de esas rachas que ni la mejor pata de conejo puede revertir fácilmente. Tras un triunfo apenas destellante, 1-0 ante Cusco FC, la hinchada no se guarda nada y le da la espalda al club, en parte por las diferencias marcadas con el presidente Joel Raffo. Encima, el banquillo está más vacío que cancha sin público, luego de que se resolviera el contrato del técnico Guillermo Farré.
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Una banca en pausa
Con este telón de fondo, José Soto toma las riendas del equipo como técnico interino. Pero ojo, que se espera que este interinato acabe pronto para dar paso a un comando técnico oficial. Y como buen plato de ceviche, hay varias opciones en la mesa: desde Daniel Garnero, pasando por Roberto Mosquera, hasta Guillermo Salas. Pero aún no hay pescado fresco que se pueda elegir.
Entrenador con una historia rica en el Rímac
¿Qué pasa cuando te dicen que la solución a tus problemas podría ser un viejo conocido? En esta novela deportiva, el personaje no es otro que Paulo Autuori. «Me dijeron, me contó alguien»—dice Diego Rebagliati en su programa—que Gustavo Zevallos, a quien su relación con Autuori lo pinta casi como socio en empresa de barrio, anda pensando en pactar su regreso.
Autuori, un técnico con historia de títulos
De hecho, el brasileño no es nuevo en el barrio. El hombre dirigió a Cristal y salió campeón en el 2002, haciendo ver al equipo tan dinámico como un chullo en el Cuzco a las 6 de la mañana. Su último club fue Atlético Nacional, y aunque Autuori tiene experiencia para rato, su historia contemporánea tiene más curvas que el Cerro San Cristóbal.
Una década después, la incógnita sigue
Gustavo Zevallos, con quien puso a prueba la química laboral en la selección peruana, puede ser el encargado de cerrar esta negociación. La pregunta es si Autuori tiene la gasolina necesaria para encender el motor de un Cristal que de repente anda medio «chupado». Pero, como en el fútbol, todo se resuelve en la cancha, o en el salón de juntas en este caso.
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Así es el fútbol, amigos, una fiesta de emociones, un vaivén de alegrías y tristezas que esta vez podría tener a Autuori como el protagonista de un capítulo nuevo, pero con tintes de aquellos viejos tiempos dorados.
