La emoción del fútbol peruano está de fiesta con la presencia de dos auténticas leyendas del balón que deslumbran no solo por su talento, sino también por su extraordinaria longevidad. En Alianza Lima, el club victoriano que lleva el corazón blanquiazul, brillan con luz propia dos monstruos del área: Hernán Barcos y Paolo Guerrero.
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Los Titánes de Alianza Lima
En un país donde el fútbol es parte del alma nacional, resulta curioso ver cómo dos delanteros que rozan las cuatro décadas de vida dominan los terrenos de juego con la maestría de sus mejores años. Como si el reloj se hubiera detenido para ellos, Barcos y Guerrero encabezan el ataque íntimo con la vitalidad de veinteañeros, dejando claro que en el fútbol no hay espacio para el descanso cuando la pasión manda.
Hernán Barcos, o “El Pirata”, ha escrito su propia saga en la Conmebol Libertadores, dejando boquiabiertos a los seguidores con un triplete de goles de antología. Su tanto glorioso en La Bombonera frente a Boca Juniors es ya leyenda: un cabezazo certero que selló la eliminación de los xeneizes y provocó una verdadera fiesta entre los hinchas aliancistas. Desde el Río de la Plata hasta Matute, Barcos demuestra que sabe navegar las aguas del fútbol con la destreza de un experimentado bucanero.
Paolo Guerrero: El Depredador de las Áreas
Detrás de Barcos, aparece Paolo Guerrero, quien con la voluntad de acero que lo caracteriza, sigue rompiendo redes sin misericordia. Su actuación en la escena local ha sido fulminante: un tanto mágico en Matute ante el Juan Pablo II College y un sombrerito memorable frente a Sporting Cristal son ejemplos de que el “Depredador” sigue al acecho, listo para devorar cualquier defensa que se interponga. Así nomás no se jubila una leyenda como Guerrero.
Un Dolor de Cabeza Envidiable para Gorosito
Alianza Lima puede presumir de contar con dos gloriosos guerreros en sus filas, auténticos killers que hacen tambalear a sus oponentes con solo pisar el césped. Néstor Gorosito, el estratega argentino al mando del comando técnico, tiene un “lindo” desafío: determinar cómo sacar el mejor provecho de estas dos joyas. Alternarlas, utilizarlas juntas, o repartir sus roles en función del rival, son decisiones que dejan a Gorosito con un grato dolor de cabeza que muchos dirigirían con gusto.
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El legado de Barcos y Guerrero en Alianza Lima se sigue escribiendo con brochazos de genialidad, vigor y espíritu combativo. Los aliancistas esperan que este libro de fútbol nunca llegue a su capítulo final, porque tener a dos leyendas que se reparten los goles en La Victoria, es un privilegio que pocos clubes en el mundo pueden ostentar. Si esto no es una muestra de amor al deporte rey, entonces no sabemos qué podría ser.
