En una temporada llena de ilusiones rotas, Alianza Lima se quedó corto una vez más, dejando una estela de frustración en sus fieles seguidores. La última imagen que se nos queda grabada en la retina es la de los aficionados en Matute, con rostros cargados de decepción tras el inesperado revés contra Cusco FC, que selló la suerte de los ‘blanquiazules’ en el Torneo Clausura 2024.
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Una Oportunidad Dorada Desperdiciada
Alianza Lima tenía el cielo al alcance de la mano. Con la ‘U’ empatando en tierras andahuaylinas, los ‘íntimos’ solo necesitaban un triunfo para gritar campeón, pero como en una telenovela donde el héroe se tropieza en el último capítulo, cayeron 2-1 en casa. El título se quedó esquivo por segundo año consecutivo, dejando un vacío que ni los goles de figuras como Carlos Zambrano, Hernán Barcos, o Paolo Guerrero pudieron llenar.
Técnicos a Bordo Sin un Rumbo Claro
La travesía de Alianza en 2024 fue un barco sin timonel definido. Primero bajo la batuta de Alejandro Restrepo, cuya promesa de recuperar la gloria se diluyó más rápido que el chocolate caliente en invierno. Pese al debut triunfal ante César Vallejo, la consistencia se convirtió en un lujo y el Torneo Apertura fue un escaparate de lo que pudo ser. Restrepo apostó alto con jugadores nuevos como Jiovany Ramos y Adrián Arregui, pero sus cartas fueron insuficientes para derrotar a los pesos pesados: ‘U’, Cristal y Melgar.
La Era de Soso: Esperanzas y Frustraciones
La búsqueda de una nueva dirección llevó a Mariano Soso al banquillo aliancista, prometiendo el sol y las estrellas. Confiaba en que el plantel poseía el talento necesario, solo necesitaba ensamblar las piezas correctamente. Su incursión comenzó sin brillo, empatando con ADT en un Matute carente de espíritu. Sin embargo, con el regreso del ‘Depredador’, Paolo Guerrero, los ‘grones’ resurgieron, aunque todavía sin el poder necesario para arrebatar el título.
Un Final Amargo y un Nuevo Comienzo
La última jornada del Clausura fue otro capítulo de la saga de decepciones. Con el olvido rondando las gradas y el marcador, Alianza se despidió de la temporada con la sensación de que el tiempo y el destino jugaron una partida injusta. A pesar de las nuevas incorporaciones y un repunte final, los puntos críticos se esfumaron como polvo al viento.
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La salida de Soso se selló con una oferta suculenta de tierras argentinas, dejando el proyecto a medio camino, con la promesa de volver más fuertes pero con las heridas del pasado aún abiertas. Mientras van quedando los ecos de un año complicado, la esperanza de un futuro brillante todavía resurge en el corazón victoriano, soñando con el ansiado título en la próxima temporada.
