Rodolfo Rotondi se ha vuelto un pilar inquebrantable en el Cruz Azul de Martín Anselmi. Sin embargo, el argentino, que a menudo juega con el corazón en la cancha, también ha sido el «villano» en los momentos más críticos contra el América.
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América se Impone con otro Penal Polémico
En un duelo lleno de intensidad y emociones al límite, Rodolfo Rotondi protagonizó uno de los momentos más recordados de su carrera durante la gran final del Clausura 2024. Con el balón ardiendo en el área, un intento desesperado por despejarlo terminó en un roce fatídico al pie de Israel Reyes del América. El árbitro, Fernando “El Gato” Ortiz, no dudó en detener el juego. Tras revisar la acción en el VAR, dictaminó la falta, que fue ejecutada magistralmente por Henry Martín. Dicho gol no solo alteró el marcador, sino que selló el bicampeonato del América, dejando una cicatriz profunda en Cruz Azul.
¿Un Déjà Vu para Rotondi?
A veces héroe, otras veces villano, Rotondi se volvió a colocar en el ojo del huracán. Esta vez, su pérdida de balón derivó en una jugada que culminó el segundo gol del América y un penal que muchos consideran dudoso. Con el marcador global empatado 3-3, el destino parecía sonreír a la Máquina, que aventajaba por su mejor posición en la tabla. Sin embargo, al minuto 87, se desató el drama: un supuesto jalón del argentino al ‘Chiquito’ Sánchez terminó en otra pena máxima. El ‘Búfalo’ Aguirre capitalizó la oportunidad, llevando al América a la gloria y dándoles el pase hacia el enfrentamiento final con Rayados de Monterrey.
Rotondi, Indispensable en la Máquina
A lo largo de 91 partidos con Cruz Azul, Carlos Rodolfo Rotondi ha dejado su huella con diecisiete goles y nueve asistencias. Su presencia en el campo es esencial en el esquema de Martín Anselmi, quien apuesta por su talento y garra argentina. Pese a los episodios adversos, Rotondi sigue siendo una pieza clave que mueve a la máquina como un engranaje bien aceitado.
Con cada partido, el fútbol nos recuerda que, en este juego implacable, un simple giro del destino puede elevar a los jugadores como héroes o convertir una acción desafortunada en un récord memorable. Así es el fútbol: una danza de riesgos que mantiene al público al filo de su asiento, donde cada toque de balón cuenta.