¡Se encienden las luces del estadio en el universo chiva! El Rebaño Sagrado ha hecho oficial la salida de uno de sus guerreros más fieros, Antonio ‘Pollo’ Briseño. Este defensor, que se dejó la piel en cada partido, emprende un nuevo vuelo fuera del nido rojiblanco, dejando atrás un capítulo imborrable en la historia del Club Deportivo Guadalajara.
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El Adiós de un Luchador en el Campo
Con el corazón en la mano y el alma llena de orgullo, Chivas anuncia la partida de Briseño. Como un robusto muro, el ‘Pollo’ alzó la voz en la defensa, andaba siempre como un león enjaulado, listo para saltar por cada balón sin pestañear. Con su salida, el Rebaño pierde a un jugador que se batía como un auténtico guerrero en cada encuentro.
Un Relato de Coraje y Entrega
Desde su llegada, Antonio Briseño se convirtió en sinónimo de entrega y pasión por la camiseta rojiblanca. No hay quien olvide esas tardes en el estadio donde, como un titán, cortaba avances rivales con la precisión de un cirujano. Su destreza en cada barrida era un espectáculo por sí mismo.
Nunca pasaba desapercibido en la cancha; era tan afilado como un nopal bien cuidado. Cada jugada defensiva se vivía como el último minuto del clásico, con el público respirando su energía y contagiándose de su vigor inquebrantable.
La Huella de un Defensor con Alma
Briseño nos deja con recuerdos imborrables: esas batallas inolvidables, los cañonazos bloqueados a pura determinación y la conexión con la afición que no requiere palabras, solo miradas que lo decían todo. Unos tacos de futbol que siempre supieron a victoria.
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Ahora, el panorama en la central del Rebaño cambia, pero las puertas del Estadio Akron siempre estarán abiertas para uno de sus hijos predilectos. ¡Hasta pronto, Pollo! Tu estirpe y gallardía brillarán por siempre en el corazón del chivahermano porque, al final del camino, los héroes nunca se olvidan.