La Franja está en la cuerda floja, Puebla podría transformarse en los Tiburones Rojos de Veracruz, en un giro sorprendente al estilo novela del fútbol mexicano. Este movimiento sacudiría la Liga MX, al estilo de una ola que arrastra todo a su paso. La ciudad de Puebla y su Estadio Cuauhtémoc podrían verse abandonados, convirtiéndose en un recuerdo borroso si la Franja recibe la orden de mudanza, tal y como ocurrió con Monarcas Morelia en su metamorfosis hacia Mazatlán.
El rumor que enciende las alarmas
Al parecer, los dirigentes del Puebla han puesto sobre la mesa la idea de mudarse. Varios aficionados están en ascuas mientras David Faitelson, un periodista veterano, desata la tormenta en redes sociales: “Fuentes: El Puebla podría jugar la próxima temporada en Veracruz… La mudanza, a cargo del mismo grupo que no hace mucho tiempo mudó al Morelia a Mazatlán…”.
- Esto no es un concepto nuevo en el fútbol mexicano. Ya antes el Atlante ha sido mencionado en rumores como un posible comprador de la franquicia.
- Recientemente, Rodrigo Salinas Pliego ha especulado sobre dicha venta, percibiéndose como un presagio.
El presagio de una venta inevitable
La atmósfera entre la afición poblana se siente de uñas, pues el Puebla podría estar a punto de convertirse en los nuevos Tiburones Rojos de Veracruz. Esta situación toma fuerza ya que se dice que la presión interna empuja la venta del equipo para dar vida a una nueva franquicia, misma que podría surgir nadando como un pez en el agua en otra ciudad.
Baja asistencia: la gota que colma el vaso
El Estadio Cuauhtémoc ha sido testigo de entradas fantasmas, con cifras que no alcanzan a calentar el asiento de un espectáculo de primera. Un ejemplo: su enfrentamiento contra FC Juárez apenas vio congregar a 5 mil 147 personas, desiertos en un baldío de cemento capacitado para mucho más. De hecho, Puebla protagoniza cinco de las diez entradas más tristes como local en este Apertura 2024. Como dirían, el estadio parece más un «hueco» que un hervidero de emociones.
Los números no engañan
Es un grito a voces que la economía de Puebla es modesta. Su plantilla, con un valor cercano a los 30 millones de dólares según Transfermarkt, es delatadora: es la más barata de la Liga MX. Manuel Jiménez, su principal mecenas, observa cómo se desmorona la asistencia, dejando al club en el disparadero de un hipotético cambio, no por amor al arte, sino por la necesidad de sobrevivir en la jungla plagada de tiburones que es la primera división.