Increíble pero cierto: algunos fichajes en el fútbol mexicano prometen ser la próxima gran estrella, pero nunca alcanzan su potencial. Hoy, te traemos la historia del fichaje más caro de Lobos BUAP, un jugador que fue visto como el nuevo Ruidíaz y que, desafortunadamente, no brilló como se esperaba.

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Un sueño que se desvaneció
En enero de 2018, Lobos BUAP apostó su fortuna en el fichaje del peruano Írven Ávila, desembolsando más de 300 mil dólares. Pensado para ser la joya del equipo, su llegada fue como una apuesta al todo o nada en un campo de batalla futbolístico.
Un paso fugaz
Ávila solo estuvo un semestre con el equipo Licántropo, aportando en 17 partidos con dos goles y tres asistencias. Aunque fue el único fichaje pagado del club de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, pronto se desvaneció, dejando el terreno para que Juárez ocupara su lugar.
Nuevos horizontes, mismas sombras
Morelia vio en Ávila una oportunidad y desembolsó más de 500 mil dólares esperando un renacer. Pero en el campo azteca, no logró brillar. En su estadía de 2018 a 2019, apenas logró marcar tres goles y dos asistencias en 24 partidos. Su salida coincidió con el adiós al icónico Monarcas Morelia, que dejó su lugar al nuevo Mazatlán FC.
El eco de un goleador perdido
Al final, Ávila se fue casi en silencio, acumulando solo cinco anotaciones en total en el fútbol mexicano. Tras su regreso a Perú, encontró su lugar en el FBC Melgar y el Sporting de Cristal, donde es considerado una leyenda. Sin embargo, su paso por México se recuerda más como una ilusión que nunca se concretó, dejando un legado de promesas incumplidas.

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Entre sueños y realidades, Írven Ávila fue una estrella que nunca brilló a su máximo potencial en el firmamento del fútbol mexicano.
