En una noche vibrante de fútbol, los Bravos de Juárez se llevaron un inmenso botín al vencer 2-0 a Santos Laguna en su propia casa, la venerada Comarca Lagunera, durante la Jornada 11 del Torneo Apertura 2024. Con goles de Óscar Estupiñán y Carlos Salcedo, el equipo juarense no solo amargó la noche a los locales, sino que también los envió a lo más profundo de la tabla, incrementando la presión sobre el técnico Ignacio Ambriz.
Un Primer Tiempo de Estira y Afloja
El arranque del encuentro fue un auténtico intercambio de golpes, con ambos equipos intentando tomar las riendas. Santos Laguna empezó con ímpetu, buscando abrir la defensa rival mediante ágiles carreras por las bandas. Sin embargo, la fortaleza defensiva de los Bravos fue inexpugnable, aguantando como un muro de concreto cada embate lagunero. El silbatazo que indicó el final del primer tiempo dejó a todos boquiabiertos, ya que ninguno de los dos equipos logró inflar las redes.
Explosión de Fútbol en la Segunda Mitad
Al regresar del descanso, Bravos sacó la artillería pesada y en un abrir y cerrar de ojos, sacudió el tablero. Tan solo habían transcurrido tres minutos cuando Diego Valoyes emprendió una electrizante escapada por la derecha, mandando un centro venenoso que fue cazado con precisión quirúrgica por Óscar Estupiñán. Como depredador acechante, el delantero colombiano se lanzó al césped para enviar la pelota a descansar al fondo de la portería.
El Gol Capitán
Apenas cinco minutos después, el estadio fue testigo de un segundo mazazo. Otro magnífico centro, esta vez de Guilherme Castilho en un tiro libre, cayó como un dardo incisivo en el área. Carlos Salcedo, capitán y líder indomable de Juárez, se elevó majestuosamente entre la defensa y conectó de cabeza, dejando petrificado al arquero Carlos Acevedo y asegurando una ventaja que se tornaría insuperable para Santos.
El Desenlace: Control y Desesperación
Con una ventaja de dos goles, Bravos se mostró astuto, controlando el ritmo del encuentro como si de un director de orquesta se tratara. A medida que los minutos transcurrían, Santos se sumía en un mar de frustración, viéndose incapaz de revertir su oscura racha de derrotas, que ahora se ampliaba a siete caídas en la temporada. Para los fronterizos, la noche culminó en júbilo pues esta victoria los mantiene firmes en la contienda por un lugar en la tan ansiada liguilla.
Los Bravos dejaron la Comarca Lagunera con las luces del estadio aún resplandecientes y una afición que sigue soñando con tiempos mejores. Están escribiendo su historia a puro esfuerzo y corazón, demostrando que en el fútbol, la voluntad puede mover montañas.
