Javier Aguirre y Mauricio Pochettino se encuentran en un verdadero duelo de titanes tras asumir el mando de sus selecciones nacionales después de la Copa América 2024. Aguirre, el ‘Vasco’ con personalidad e ingenio, ha visto cómo su realidad ha ido mejorando, mientras que Pochettino afronta una travesía con aguas turbulentas. Aquí desglosamos la historia completa.
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El jab de la venganza de Juan Carlos ‘Bomba’ Rodríguez
¿Juan Carlos Rodríguez planea una jugada maestra contra la Selección Mexicana y la Liga MX? La tensión se siente en el aire, como un balón flotando peligrosamente cerca del área chica.
Sobre Pochettino, con un historial de éxito en equipos europeos de élite, su llegada a Estados Unidos fue como un nuevo bombazo que prometía llenar los estadios de magia. Conocido por su estilo ofensivo y capacidad para pulir a jóvenes diamantes, parecía tener la mesa puesta en una selección que venía dejando atrás una Copa América para el olvido.
¿Quién tenía la faena más compleja?
La faena de Javier Aguirre, sin embargo, parecía más retadora. Tomó las riendas de México después de un Mundial 2022 para el olvido y una Copa América 2024 bajo Jaime Lozano que dejó interrogantes. La cuenta regresiva hacia el Mundial 2026 lo apuraba como un contragolpe veloz en los minutos finales.
Antes de asumir, el ‘Vasco’ tenía un balance envidiable: 59 duelos, 37 victorias, nueve empates y 13 derrotas. Una efectividad al nivel de un remate de chilena con 66.67 por ciento. Sin embargo, la caída frente a Honduras sembró dudas. En trofeos, guarda en su vitrina una Copa Oro 2009; aquella con figuras como Vela y Dos Santos.
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Destinos divergentes
A pocos meses de su llegada, las realidades de estos técnicos se contrastan como el día y la noche. Estados Unidos, el campeón, vio su hegemonía evaporarse con un tanto agónico de Waterman. Por otro lado, Aguirre y sus pupilos han revertido la sequía con triunfos autoritarios ante Canadá y Panamá, otorgando a México un nuevo campeonato.
En el césped se ha librado una contienda llenando de pasión los corazones de los aficionados, como un palpitar incesante. El fútbol, con su magia inigualable, nos recuerda que la realidad no solo se juega en la cancha, sino también en las decisiones tácticas que, como piezas de ajedrez, definen el rumbo de una nación.
