A pesar de los tormentosos días que enfrenta La Máquina Cementera de Cruz Azul, la FIFA ha decidido rendir homenaje al fervor inquebrantable de su afición al incluir en la votación de los premios «The Best» a un admirador excepcional, José Armando, un joven cuya historia tocó el corazón de todo el fútbol mexicano.

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La FIFA reconoce a un héroe aficionado en la votación The Best
José Armando, quien lamentablemente nos dejó el pasado 23 de abril de 2024 tras una batalla feroz contra el cáncer, ha sido un gran símbolo de perseverancia y esperanza. A pesar de las adversidades, FIFA decidió honrar su memoria en estas distinciones, reconociendo que su historia ha inspirado no solo a los seguidores del Cruz Azul, sino a toda la población mexicana que enfrenta problemas severos de salud.
“José Armando, un joven seguidor de Cruz Azul con leucemia, se convirtió en un faro de esperanza no solo para la afición celeste, sino para quienes enfrentan enfermedades terminales. A los 14 años, su trágica partida dejó una marca imborrable en el club y en el mundo del fútbol.”
La conmovedora historia de un aficionado ejemplar
La conmovedora historia de José Armando, que capturó la atención del mundo futbolístico, se hizo aún más trascendental cuando decidió dejar atrás su tratamiento de quimioterapia con un anhelo profundo: asistir a un partido de su querido Cruz Azul. Afortunadamente, su amor por el fútbol lo llevó a recibir un regalo especial: una camiseta firmada por todos los jugadores de su equipo. Sin embargo, el sueño de conocer a sus ídolos y vivir un partido en vivo se convirtió en una meta que el destino no le permitió alcanzar.
A pesar de las barreras de salud que lo mantuvieron alejado del estadio, la relación entre el joven y el club fue un verdadero ejemplo de empatía y cariño. A lo largo de su enfermedad, el Cruz Azul no dejó de estar presente en su vida, enviándole mensajes de aliento y manteniéndolo en el corazón del equipo. La lucha de José Armando fue un recordatorio palpable de la pasión que despierta el fútbol, y su legado perdura en la memoria de todos.
La comunidad celeste se unió en un solo grito de esperanza, pero el destino fue cruel: tras recibir 120 quimioterapias, José Armando decidió dar un paso atrás en su tratamiento, y el 23 de abril, su luz se apagó. La historia de este joven guerrero no solo resuena en los ecos de La Noria, sino que resplandece con la fuerza de un grito de gol en el Estadio Azteca, un recordatorio de que el amor por el fútbol tiene el poder de unir corazones en los momentos más oscuros.

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