La tormenta detrás de Cruz Azul: Billy Álvarez y el polémico destino del dinero celeste
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La noticia de la detención de Billy Álvarez ha sacudido al fútbol mexicano como un temblor inesperado, revelando una de las etapas más sombrías en la historia de Cruz Azul. En una época en la que los resultados no llegaron ni en el campo ni en las finanzas, se han desentramado los enrevesados hilos de negociaciones que parecían más un entramado de estrategias cuestionables que una jugada maestra.
El sórdido detrás de cámaras financiero
Desde el lejano 2020, los rumores resonaban con la fuerza de un cañonazo en campo abierto, ya que se mencionaba el modo de operación de Guillermo Álvarez dentro de la maquinaria celeste. Un modo que, al igual que un gol mal anulado, elevó sus costos operativos a más de 2 mil 300 millones de pesos anuales. Al parecer, gran parte de estos costos se debieron a fichajes irregulares y manejos poco claros.
La falla estructural de la Máquina
En aquel entonces, el costo operacional del Club Deportivo Social y Cultural Cruz Azul superaba con creces al de plantillas poderosas como América y Rayados. Sin embargo, la administración interna del club funcionaba como un equipo sin director técnico, lo que hacía su sustentabilidad una meta inalcanzable. Las auditorías revelaron contratos de jugadores adquiridos a sobreprecio, una estrategia financiera que no pudo seguir escondiéndose bajo el polvo de las derrotas.
Jugadores en el ojo del huracán
Para ponerle rostro a este cuento de excesos y errores, surgieron nombres como Elías Hernández e Igor Lichnovsky, cuyos casos ilustran la arbitrariedad en los contratos de compra-venta.
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- Elías Hernández: Cruz Azul invertía 8 millones de dólares por sus servicios, con un sueldo que debía ser de 1 millón 500 mil dólares sin impuestos. No obstante, en realidad la Cooperativa desembolsaba 2 millones 300 mil dólares más IVA, un desvío astronómico que culminó con la marcha libre del jugador a León en 2021. Era como ver cómo se escurre la arena entre los dedos en una playa despejada.
- Igor Lichnovsky: El caso del defensa chileno pinta una imagen igual de cruda. Sin una cláusula de rescisión, obra de la desidia de Robin Álvarez, el Al-Shabab pudo haberlo llevado sin costo alguno. aunque eventualmente pagaron 1 millón 500 mil dólares como acto de buena fe, quedando una pérdida notable para la Máquina, ya que el central costó inicialmente 3 millones de dólares.
A fin de cuentas, estas adquisiciones retratan un periodo donde la Máquina pareció más un «carro al que no le entran las velocidades» que un equipo diseñado para el éxito. La lección aquí es clara y retumba como el silbatazo final de un partido a puerta cerrada: en el fútbol, como en la vida, la transparencia y la buena gestión nunca deben quedarse fuera del juego.
