La jornada 2 del Clausura 2025 de la Liga MX fue como un lienzo de emociones sobre el césped del Estadio Corregidora, donde Querétaro y Pumas pintaron un duelo de altos vuelos. Un ‘golazo’ que habría hecho vibrar a los dioses del fútbol se vio eclipsado cuando uno de los héroes locales fue expulsado, dejando un cuadro lleno de drama y pasión.
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Previa del Encuentro: Contrastantes Llegadas
Antes del silbatazo inicial, los caminos de Querétaro y Pumas parecían converger bajo signos diferentes. Los Gallos Blancos, de la mano del flamante técnico Benjamín Mora, llegaban con la frescura de un plantel renovado, aunque las incógnitas circulaban como nubes negras sobre el Estadio Corregidora respecto a cómo se acoplarían figuras como Josué Colmán y Adonis Preciado.
Por el contrario, Pumas pisaba el césped queretano en medio del proceso continuista de Gustavo Lema. La ausencia del ‘Chino’ Huerta se sentía como una espina en el zapato, pero la presencia de baluartes como Nathan Silva y Robert Ergas nutría la esperanza universitaria, recordándonos que, aunque les doliera el alma, aún rugían con fuerza.
El Ojo del VAR y los Vaivenes del Marcador
El primer golpe en la lona del partido llegó al minuto 26, cuando un penal sancionado tras una imprudente falta de Allison sobre Nicolás Pussetto encendió las alarmas locales. Con la precisión de un relojero suizo, Nathan Silva convirtió desde los once pasos, celebrando con la calma de quien tiene hielo en las venas. No obstante, la respuesta de los Gallos fue un rugido de león herido: Pablo Barrera, con su olfato de goleador experimentado, igualó al 37, cumpliendo la famosa ‘Ley del Ex’ y devolviendo el alma al cuerpo de los aficionados presentes.
Al regreso del descanso, el balompié volvía a contar una historia clásica con tintes dramáticos. Un quirúrgico pase largo dejó a un atacante local frente a Pablo Lara, y con la destreza de un mago, mandó el esférico a descansar en las redes para volcar la ventaja en favor de Querétaro.
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De la Gloria a la Tempestad
El clímax llegó cuando Francisco Eduardo Vargas hizo retumbar al Corregidora con un ‘golazo’ digno de una postal. Sin embargo, como un relámpago en una tormenta, apenas dos minutos después vio la roja por un codazo sobre Pablo Bennevendo. Esta expulsión deslizó el partido por un tobogán de tensiones, obligando a Querétaro a atrincherarse y luchar como gato boca arriba para proteger su mínima ventaja.
En esta faceta del encuentro, los locales sintieron que el mundo se les venía encima, y la atmósfera en el estadio se volvió eléctrica. Una vez más, el fútbol demostró que su narración está llena de giros inesperados y que en este campo, un instante puede cambiarlo todo. Así culminó un duelo inolvidable que dejó a ambos equipos con lecciones y a la afición con historias para contar de generación en generación.