Diego Barbosa se convirtió en el protagonista inesperado del duelo final entre Toluca y América al propiciar una escena digna de una película de acción. Durante el choque, Barbosa sujetó del cuello a Erick «Chiquito» Sánchez, desencadenando una batalla campal que sacudió el terreno de juego. A continuación, revivimos las imágenes de este momento polémico que tuvo a todos al borde de sus asientos.

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¡El choque que encendió la mecha!
El clima se tornó explosivo cuando el Chiquito Sánchez, indignado tras una entrada fuerte a Álvaro Fidalgo, encaró a un futbolista de los Diablos Rojos. En un giro inesperado, ese jugador era nada menos que Diego Barbosa, quien, desatando su furia, lo agarró del cuello. Este gesto no solo encendió los ánimos, sino que rápidamente se convirtió en un intercambiar de empujones y reclamos entre ambos equipos.
La tensión escaló hasta el punto de que los árbitros tuvieron que intervenir para calmar a los jugadores, quienes se separaron tras el tumulto. Fue sorprendente que, a pesar de la intensidad de la situación, no se mostrara ninguna tarjeta para ninguno de los involucrados.
Aunque el zafarrancho no terminó en golpes, la acción de Barbosa, a la vista de todos, merecía, como mínimo, una tarjeta amarilla. El corazón de los aficionados latía con fuerza, esperando una sanción que nunca llegó.
Un triunfo largamente esperado
A pesar de la controversia, el Toluca se proclamó campeón con un sólido marcador de 2-0. Un cabezazo magistral de Luan García y un polémico penalti convertido por Alexis Vega fueron suficientes para que los Diablos Rojos reescribieran la historia.

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Esta victoria significó más que un simple trofeo; fue el final del sueño de un tetracampeonato para el América de André Jardine, quien buscaba dejar su huella en los libros sagrados del fútbol mexicano.
Pero la gloria también fue aclamada para el estratega Turco Mohamed, quien, con este título, alcanzó su cuarta corona en la Liga MX, sumando a su legado a Tijuana, América, Monterrey y ahora, Toluca. La noche cerró con un groserísimo espectáculo: el fútbol siempre da sorpresas, y esta final fue un recordatorio de que nunca se debe subestimar la pasión del juego.
