En una movida llena de drama y expectativa, Martín Anselmi fue presentado como el nuevo técnico del FC Porto, dejando tras de sí una estela de controversias. Al más puro estilo de un tango argentino, su salida de Cruz Azul se vio envuelta en un juego de luces y sombras. Anselmi dejó entrever que los dirigentes del club cementero le cerraron la puerta a una despedida formal: “Quise decir adiós desde el mismo estadio donde comenzó mi camino, pero no me lo permitieron”, declaró ante la prensa lusa, echando leña al fuego de la especulación.
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El enigma del silencio
Como un gol fantasma que deja a la afición en vilo, Anselmi aseguró haber actuado “con total transparencia” hacia el club, pero su partida dejó más preguntas que respuestas. A su llegada al aeropuerto de la Ciudad de México, evitó a los medios como un delantero escurridizo. La prensa aguardaba ansiosa por sus declaraciones, pero Anselmi se mantuvo en fuera de lugar, prefiriendo el mutismo absoluto.
La historia se repitió al aterrizar en Portugal. Una vez más, el novel técnico del Porto esquivó las cámaras y micrófonos. Aun con las redes sociales al alcance como un pase filtrado perfecto, el argentino optó por no usarlas para aclarar su posición o agradecer a la afición cementera. Como si se tratara de un penal decisivo, dejó pasar la ocasión.
El conflicto que desafía a los detectives
La divergencia de versiones entre Anselmi y Cruz Azul es un misterio digno de una novela de suspense. Por un lado, el club mexicano niega haber concretado algún acuerdo con el Porto. Por otro, Anselmi no solo criticó la ausencia de una conferencia de prensa, sino que acusó al club de modificar las reglas del juego y montar una campaña de descrédito en su contra. “Me trataron mal en los medios, ensuciaron mi nombre”, expresó, visiblemente afectado.
¿Estrategia calculada o simple confusión?
Las palabras de Anselmi son como un pase cruzado: por un lado, asevera que se le impidió despedirse adecuadamente, pero también evitó hacerlo cuando tuvo la oportunidad. Los seguidores de La Máquina están divididos, algunos ven en su silencio una táctica para esquivar problemáticas, mientras otros dudan de su coherencia.
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“He tomado una decisión por mi desarrollo profesional y acepto las consecuencias, fue iniciativa mía”, comentó Anselmi. Sin embargo, su falta de interacción pública y su perfil bajo en esta etapa de transición han despertado críticas, como si de un árbitro que deja de señalar una falta evidente se tratara. La historia de Anselmi en Cruz Azul termina llena de puntos suspensivos, como un partido interrumpido antes del pitido final.
