Te contamos qué fue de Clemente Ovalle, héroe del título con Atlante, esa leyenda fugaz cuyo brillo iluminó el fútbol mexicano en un instante mágico. Ovalle es recordado con cariño por todos los fieles seguidores de los Potros, gracias a ese gol inolvidable durante la final del Clausura 2007. Era un cañonazo que surcó el aire como un cometa, sellando el ansiado título para el Atlante, bajo la dirección de José Guadalupe Cruz. Ese instante dorado marcó un antes y un después en su carrera.

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Un Viaje por el Recuerdo
Comenzando su camino en Rayados de Monterrey y con formación en Cobras de Ciudad Juárez, Ovalle encontró su destino en Atlante, donde sus triunfos resonaron como los ecos de una montaña. No solo alcanzó la cúspide en la Liga MX, sino que también se llevó a casa una Liga de Campeones de la Concacaf. En 2011, decidió colgar las botas en la Liga de Ascenso MX con Mérida FC, alejándose como un águila que planea hacia el horizonte.
Destello en el Campo
Desempeñándose como lateral por izquierda, Ovalle dominó esa parcela del campo con maestría. Sin embargo, su presencia se desvaneció de la escena futbolística, eligiendo un retiro discreto y dejando a muchos preguntándose sobre su paradero.
Un Futuro Fuera de los Reflectores
Después de muchos años de silencio, Clemente Ovalle reapareció sorpresivamente en 2020 al ser incluido en el Salón de la Fama del Atlante. Ahora, vive en el municipio de García, Nuevo León, dedicándose con pasión a la formación de jóvenes talentos, como un jardinero que cultiva nuevas promesas del balompié.
Ovalle dejó un legado con 79 partidos, cuatro goles y dos asistencias con los Potros, aunque las oportunidades con la Selección Mexicana nunca cruzaron su camino. No obstante, su leyenda perdura entre la afición, como un relato que se cuenta con orgullo.

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Con sus hazañas tatuadas en la memoria de los aficionados, Clemente Ovalle se mantiene como un referente de aquellos días gloriosos, un héroe cuyo legado continúa inspirando a las futuras generaciones de futbolistas. Porque en el juego de la vida, al igual que en el fútbol, hay momentos que permanecen eternos.
