La vuelta de los cuartos de final de la Concacaf Champions Cup entre Cruz Azul y América fue una verdadera montaña rusa de emociones. Tras un encuentro de ida lleno de precauciones y escasas oportunidades, el partido en Ciudad Universitaria desató una tormenta futbolera desde el primer silbatazo. Los cementeros entraron al campo como aviones, dispuestos a conquistar la victoria, mientras que el América se vio superado por el ímpetu celeste. Como se esperaba, la tensión se respiraba en el aire, tanto dentro como fuera del terreno de juego.

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¿Qué ocurrió en el entretiempo del Cruz Azul vs América?
Todo comenzó a florecer para la Máquina al minuto 12, cuando Mateusz Bogusz, con la precisión de un cirujano, habilitó a Ángel Sepúlveda. El delantero no se lo pensó dos veces y definió cruzado con su pierna izquierda, haciendo vibrar a la afición celeste en un CU lleno de pasión. El gol no solo encendió el ánimo en las gradas, sino que marcó el compás del resto del encuentro.
A diferencia del duelo de ida, la primera mitad estuvo marcada por una intensa batalla sobre el césped, con roces constantes que despertaron la furia de ambos entrenadores. Tanto André Jardine como Vicente Sánchez no dudaron en expresar su desacuerdo con el desempeño del árbitro, reclamándole efusivamente por la falta de criterio en las sanciones y la ausencia de tarjetas.
La atmósfera se volvió aún más electrizante al concluir el primer tiempo. Un conato de bronca estalló entre los jugadores titulares, suplentes e incluso los cuerpos técnicos de ambos equipos. La situación, aunque controlada rápidamente, mostró a un Vicente Sánchez visiblemente enfurecido y fuera de sí, un comportamiento poco habitual en el técnico celeste.
Afortunadamente, el altercado no derivó en expulsiones, pero el clima de tensión se sentía en cada rincón del estadio, dejando al Clásico Joven sin decepcionar en intensidad y emociones palpables.

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Con el pitido final del primer tiempo y los ecos de gritos y empujones todavía resonando en el aire, sería intrigante ver cómo se desarrollaría la segunda parte, sabiendo que tanto la Máquina como las Águilas estaban dispuestas a dejarlo todo en la cancha.
