Vinicius pide perdón tras una expulsión escandalosa en Mestalla
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El electrizante Vinicius Jr., famoso por su estilo de juego tan emocionante como un torneo de fuegos artificiales, ha pedido disculpas públicamente después de ser expulsado en el encuentro frente al Valencia en Mestalla. El delantero del Real Madrid, conocido por su capacidad de desbordar defensas como un rayo en cielo despejado, fue expulsado tras responder con un empujón a un gesto del portero macedonio Stole Dimitrievski. A pesar de la adversidad, mostró gratitud hacia sus compañeros por lograr remontar a pesar de estar en inferioridad numérica. La publicación en su cuenta oficial de X dejó clara su posición: «Perdón y gracias equipo!!!!!!».
Un partido de emociones y decisiones
Protagonista desde el inicio
Vinicius parece tener un imán para la polémica en cada visita a Mestalla. En la primera parte del encuentro, ardió la caldera cuando el brasileño requirió con vehemencia lo que consideró un penalti tras un contacto mínimo con Tárrega. Sin embargo, el árbitro no vio materia suficiente para señalar la pena máxima, dejando al delantero carioca con la frustración reflejada en la cara.
El momento crucial
La situación alcanzó su clímax durante la segunda mitad, exactamente en el minuto 76, cuando Vinicius se adentró en la guarida del Valencia, deslizándose como un cuchillo caliente sobre mantequilla. La jugada terminó en un simple forcejeo con Dimitrievski, pero el roce no quedó ahí. A kilómetros de la portería rival, un comentario del portero macedonio encendió la mecha y Vinicius, sin filtro, lanzó un empujón directo al rostro de Dimitrievski, que no dudó en exagerar la caída como si hubiera sido abatido por un torrente.
Un final para el recuerdo
Las decisiones del colegiado Soto Grado, siempre bajo el microscopio en encuentros de alto voltaje como este, no se hicieron esperar: cartulina roja para Vinicius. La emoción, tensiones y acciones del enfrentamiento escribieron un nuevo capítulo en el libro de rivalidades futbolísticas de Mestalla, una historia digna de novela apasionante que recuerda que el fútbol es, al fin y al cabo, un juego tan impredecible como la vida misma.