El encuentro en el Benito Villamarín no fue el escenario ideal para que Vinicius Jr. celebrara su hito de 300 partidos con el Real Madrid. El brasileño, ansioso por brillar, se vio opacado por la intensidad y destreza de Sabaly, quien lo superó en el cara a cara. Durante gran parte del partido, el joven carioca buscó encontrar su lugar en el terreno, pero ni el pase mágico, ni la electrizante carrera, ni su destreza individual lograron marcar la diferencia para los de Ancelotti.
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Una primera mitad de frustración
Vinicius pasó gran parte de la primera mitad conversando con Carlo Ancelotti, aprovechando la cercanía de su banda con el banquillo. Era evidente que algo no iba bien; parecía un león enjaulado, frustrado por la posición que ocupaba y la carencia de balones. Esta discusión no es nueva; ya se le vio discutir en el pasado con compañeros como Ceballos, reclamando el esférico.
Un partido cargado de tensión
Pese a sus esfuerzos, el espíritu batallador de Vinicius volvió a ser protagonista de diversas polémicas en el encuentro. Acabó totalmente desquiciado, viendo la tarjeta amarilla por protestar, y llegó a encararse con Marc Bartra y otros futbolistas del Betis, al punto de que Antonio Rüdiger tuvo que frenarlo.
Provocaciones y reacciones
No solo tuvo roces con los jugadores; en la primera parte, cuando el Real Madrid iba ganando, señaló el marcador con gestos hacia la afición del Betis, en venganza por los cánticos de «balón de playa». Sin embargo, al final del partido, la venganza de los locales se sirvió en plato frío.
Conflicto con el árbitro y el público
Vinicius tuvo sus más y sus menos con el árbitro cerca del final del juego, expresando su frustración al recibir una amarilla: «Es de locos, de locos. Claro, claro. Como siempre. Para mí siempre tarjeta. Para Vini siempre tarjeta. Siempre.» Las provocaciones con los rivales y la grada terminaron con la afición bética dedicándole el cántico de «tonto, tonto» mientras el brasileño, abatido, solo se lamentaba.
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Un 2025 para olvidar
El año 2025 no está siendo piadoso con el extremo madridista, especialmente en la Liga. En los 15 encuentros jugados en lo que va de año, solo ha logrado cuatro goles y dos asistencias, además de acumular cuatro tarjetas amarillas y una roja. La estrella blanca sigue buscando su chispa en un laberinto donde las frustraciones parecen superar a las alegrías.
