El Barcelona logró llevarse una valiosa victoria con mucho esfuerzo frente a un tenaz Leganés, al sumar tres sudados puntos gracias a un desafortunado gol en propia puerta de Jorge Sáenz, tras un centro al ras del césped de Raphinha al inicio del segundo tiempo. Aunque fue su única intervención decisiva, este evento fue suficiente para que los culés concretaran el triunfo.
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Presión sobre el Real Madrid
El resultado aumenta la presión sobre el Real Madrid, que este domingo enfrenta al Alavés en Vitoria, con una desventaja frente a los catalanes de siete puntos. Los de Hansi Flick no solo consiguieron sortear la trampa de Butarque, sino que ahora pueden concentrarse en su próximo desafío: asegurar su pase a las semifinales de la Champions League este martes contra el Borussia Dortmund.
Un desafío complejo
El partido era un campo minado, y Flick era muy consciente del riesgo: el Leganés lucha por evitar el descenso y ya venció al Barça en la primera vuelta de la temporada con un 0-1. Con el duelo ubicado entre los cuartos de final de Champions, Flick optó por rotar cuidadosamente, permitiendo el descanso de Cubarsí y De Jong, mientras que Araujo y Eric Garcia tomaron su lugar.
Primer tiempo trabado
El ritmo del primer tiempo fue lo esperado, sin sorpresas para nadie. El Leganés llevó el duelo a su terreno, ralentizando la circulación del balón que caracteriza al estilo culé. Con pérdidas de tiempo estratégicas, tuvieron las ocasiones más claras de cara al gol. La más destacada llegó pronto, con una rápida transición por la izquierda de Cisse y un remate de Adrià Altimira, formado en La Masia, que fue brillantemente salvado por Szczesny, gigante bajo los palos.
Problemas iniciales y ajustes necesarios
El Barça se mostró incapaz de encontrar grietas en la defensa pepinera, con un Dmitrovic que reaccionó a tiempo ante un tiro desviado por Koundé. Lamine Yamal también intentó suerte con un remate que terminó rozando la parte exterior de la red. Antes del descanso, una lesión de Balde tras chocar con Altimira dio entrada a Gerard Martín, mientras el Leganés se acercaba peligrosamente.
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Reacción en el segundo tiempo
Flick reconoció rápidamente la necesidad de dinamismo en el esférico y retiró a Araujo para dar paso a Frenkie de Jong y retrasó la posición de Eric para aumentar la fluidez en la cancha. Este ajuste logró despertar al equipo, que salió con más ímpetu tras el descanso. Un balón recuperado por Gerard Martín permitió a Raphinha explotar por la banda izquierda y propiciar el error de Sáenz al despejar.
Calma y perseverancia
A pesar de que Raba anotara un gol en fuera de juego, el Barcelona mantuvo la compostura. Con un Fermín demostrando habilidades casi mágicas en área rival —como un ilusionista con el balón— el equipo de Flick renovó su capacidad para sufrir y perseverar hasta el final. La victoria, crucial aunque no memorable por el espectáculo, acerca un poco más a los blaugranas al ansiado título de liga. Al final, tras el sudor, los culés encontraron el sabor de la gloria.
