El Sevilla reafirmó su fortaleza como visitante al vencer al Deportivo Alavés 1-2 en un duelo electrizante que mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos durante la quinta jornada de LaLiga EA Sports.
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Un Sevilla sólido en Vitoria
Los hispalenses actuaron con una determinación férrea, dejándoles a los locales pocas oportunidades en el campo del Mendizorroza. El suizo Rubén Vargas fue el primero en inaugurar el marcador, lanzando un misil que se anidó en la escuadra derecha, imposible para Antonio Sivera. Como una corrida de toros, el Sevilla embistió con fuerza y precisión.
La batalla en el centro del campo
El encuentro comenzó con toda la intensidad que uno esperaría de un combate en el que ambos equipos no quisieron ceder terreno. Era como una danza coreografiada de choque y resistencia. A los 16 minutos, Carlos Vicente, tras ser derribado como soldado en batalla por Marcao, igualó el marcador desde el punto penalti.
El dominio impasible del Sevilla
Si bien el empuje del Alavés al final de la primera mitad amenazó con cambiar el destino del partido, el Sevilla se mantuvo firme y, cual titanes en una epopeya romana, cerraron filas en la defensa. Las incursiones ágiles de José Ángel Carmona marcaron la diferencia en el segundo tiempo, preparando la escena para que Alexis Sánchez desatara su magia con el gol decisivo.
Segundo acto de pasión y estrategia
La segunda mitad arrancó con un ritmo más pausado, un silencio antes de la tormenta. Pero cuando Carmona y Alexis combinaron en el 67, parecía tal cual una orquesta que llega a su clímax: el gol fue el crescendo que selló el encuentro. Odysseas Vlachodimos, como un guardián impenetrable, apenas tuvo trabajo, prueba de la solidez defensiva sevillista.
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La lucha final
El Alavés, con toda su garra, intentó abrumar con centros interminables, pero el sevillano temple y experiencia lo resistieron todo. Al final, su ansía se esfumó como arena entre los dedos.
| Marcador | 0-1: Vargas, min. 10 | 1-1: Vicente, de penalti, min. 15 | 1-2: Alexis, min. 67 |
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Incidencias: El Sevilla portó brazaletes blancos en homenaje póstumo a su exentrenador Manolo Cardo, marcando un emotivo tributo en el corazón de todos. Una victoria que habla de honor, esfuerzo y, sobre todo, el inquebrantable espíritu del fútbol.
