El Espanyol sigue consolidando su fortaleza en el RCDE Stadium, transformándolo en una verdadera fortaleza donde nada ni nadie puede pasar. Desde aquella derrota en octubre contra el Sevilla (0-2), los blanquiazules no han vuelto a morder el polvo en su propio césped, y su rendido compromiso en casa es lo que los mantiene fuera de la zona roja del descenso. Con diez jornadas por delante, el arquitecto de esta impenetrable muralla, Manolo González, irradia optimismo y admira una plantilla con un nivel de profesionalidad que late como el corazón de un guerrero.

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Un Gallo en el Corral de los Grandes
El Espanyol se ha convertido en el convidado de piedra de los gigantes del fútbol. Su último capítulo de logros incluye una victoria sobre el Real Madrid, seguida de tres empates frente al Athletic, Girona y el Atlético de Madrid. La racha de nueve jornadas invicto en Cornellà-El Prat es digna de un poema épico. Recientemente, lograron un empate vital frente a los colchoneros, reviviendo el recuerdo del partido en la primera vuelta en el Metropolitano.
El Alma y Corazón de la Plantilla
En el duelo del sábado, quedó claro que la totalidad de la plantilla del Espanyol está concentrada como una lupa bajo el sol abrasador. Manolo González ha dado con la tecla para su once de gala, con Puado blandiendo el estandarte como autor del empate. Sin embargo, fueron las piezas menos habituales quienes, como un soplo de aire fresco, recalibraron al equipo para arañar un punto ante el Atlético de Madrid.
El Compromiso de los Guerreros Ocultos
Jugadores como Alejo Véliz, Edu Expósito, Antoniu, Pere Milla, Aguado y Calero han tenido menos tiempo sobre la hierba esta temporada, pero su actuación en la segunda mitad fue como una inyección de adrenalina que revitalizó al Espanyol. Véliz incluso rozó el gol con su bota, subrayando la importancia de cada jugador. Como dijo el propio Manolo González en rueda de prensa, «Los que entraron luego nos ayudaron mucho, permitiéndonos subir el ritmo y ganar esa energía necesaria para igualar el partido».
La Chispa que Prende el Fuego
El dominio del Atlético tras el descanso se quebró con la entrada de Edu Expósito y Antoniu, quienes encendieron el motor del Espanyol con la chispa que le faltaba. Pere Milla, desde su incorporación, defendió con uñas y dientes, asegurando el balón como si valiera su peso en oro.

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Para concluir, el enigma que es el Espanyol reside en su colectivo, un grupo que, pese a la falta de minutos, da la vida por el equipo. «La plantilla tiene un nivel de profesionalidad tremendo. Entrenan bien y, aunque no disputen los 90 minutos, todos se dejan la piel», afirma Manolo, convencido de que es esta entrega la que mantendrá al equipo a flote. Así que, queridos lectores, estén atentos porque la mejor parte de esta historia está aún por escribirse.
