El Vfb Stuttgart se coronó campeón de la Copa de Alemania tras vencer 2-4 al Arminia Bielefeld en una final que fue un auténtico torbellino de fútbol. El equipo de tercera división, que sorprendió a propios y extraños durante el torneo, finalmente chocó contra el muro de sus propias limitaciones.

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
El Stuttgart tomó rápidamente las riendas del juego, dejando claro su dominio desde el principio. En los primeros minutos, Nick Woltemade abrió el marcador con un gol sublime en el minuto 15, seguido de un certero disparo de Enzo Millot en el 22. Deniz Undav amplió la ventaja tres minutos después, desmoronando las esperanzas del Bielefeld, que había dejado atrás a equipos como el Bayer Leverkusen en su camino hacia la final.
Comodidad con Susto desde el Inicio
Antes de la lluvia de goles del Stuttgart, el Bielefeld tuvo su oportunidad cuando Sarenren Bazee estrelló un balón en el larguero tras un centro de Grosowski. Sin embargo, el enfoque relativamente conservador del Stuttgart, esperando y aprovechando errores, dio sus frutos rápidamente.
El primer gol surgió de una interceptación en el medio campo que Angelo Stiller transformó en una maravillosa asistencia para Woltemade, quien, con la sutileza de un violinista en un solo, definió con maestría. El segundo tanto fue el resultado de un contraataque tras un saque de esquina del Bielefeld que dejó a Undav en un mano a mano con el portero, permitiendo a Millot anotar tras un pase preciso. El tercero, otro ejemplo de oportunismo, vino de un robo de balón de Stiller que habilitó a Undav para marcar con elegancia.
Tranquila Segunda Mitad
Con la ventaja asegurada, el Stuttgart comenzó a enfocar más en la posesión y en hacer circular el balón. En el minuto 66, Woltemade, cual solista en concierto, entre dos defensas, robó el balón y definió con su zurda para el cuarto gol.

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
Pero cuando todo parecía sellado, el Bielefeld resurgió en un último aliento. En el 82, Julian Kania descontó y, solo tres minutos después, un autogol de Vagnoman en un desafortunado intento de devolución de cabeza avivó las llamas de la esperanza para el Bielefeld. Los dos tantos revitalizaron al equipo, que comenzó a presionar y ganar los duelos aéreos.
La defensa del Stuttgart logró resistir el asedio final, incluido un espectacular paradón de Alexander Nübel ante un remate a quemarropa de Lukas Kunze, asegurando así que el Stuttgart levantara el trofeo, culminando un duelo digno de poesía futbolística.
