El Real Zaragoza, uno de los titanes históricos del fútbol español, sigue atrapado en la nebulosa de la Segunda División desde 2013. Enfrentarse a los filiales de viejos rivales es ahora su realidad, una señal inequívoca de este periodo sombrío. El Sanse, o Real Sociedad B, vuelve a la categoría tras tres años, significando el vigésimo primer enfrentamiento con estos equipos desde el descenso del Zaragoza. En los 20 partidos anteriores, el equipo aragonés logró 31 de los 60 puntos posibles, con nueve victorias, cuatro empates y siete derrotas, una montaña rusa de altibajos.
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Retos con los Filiales
Equipos como el Barcelona, el Real Madrid, el Sevilla, Athletic de Bilbao, y Villarreal se han cruzado con el Zaragoza en esta etapa. En la temporada 13-14, tanto azulgranas como madridistas estuvieron en la categoría de plata. Aquel Zaragoza solo pudo vencer al Real Madrid Castilla en Valdebebas, pero cayó ante el Barça B y en la visita del Real Madrid a La Romareda. ¡La montaña era empinada y resbaladiza!
Encuentros Previos
El descenso del Castilla en 2014 dejó solo al equipo blaugrana, con derrota en el Mini Estadi y victoria en La Romareda. Para la 15-16, el rival cambió a Bilbao Athletic, y los zaragocistas ganaron en Lezama y en casa, un respiro entre nubes grises. Sin embargo, en la 16-17 y 17-18, el Sevilla Atlético fue el coco que dejó a Zaragoza con derrotas que resonaron como truenos, incluyendo una que llevó a la destitución de Raúl Agné.
La derrota ante el Sevilla Atlético en marzo de 2018, con un gol letal de Mena, marcó la última caída frente a un filial, para luego encadenar siete encuentros sin perder. En la 21-22, el Sanse de Xabi Alonso visitó Zaragoza, y aunque el partido en La Romareda acabó en empate, los maños arrebataron una victoria en el Reale Arena con goles de Azón y Vada.
Un Presente Prometedor
En las temporadas 22-23 y 23-24, el Villarreal B fue el nuevo adversario. El Zaragoza logró dos victorias agónicas en la 22-23 y comenzó la 23-24 con triunfo ante el minisubmarino, seguido de un empate en La Cerámica.
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El regreso del filial donostiarra promete un encuentro electrizante. Aunque el ascenso sigue siendo un sueño esquivo, los maños mantienen la esperanza viva, como un faro en medio del temporal.
Con estas victorias y derrotas compartiendo el campo como sombras y luces, el Zaragoza busca rescribir su historia y volver a codearse con los grandes. Porque en el fútbol, como en la vida, las segundas oportunidades están a la vuelta de la esquina.
