Xabi Alonso se sube al banquillo del Real Madrid con viento a favor: un apoyo incondicional en los fichajes. Sin siquiera haber dirigido un partido, la directiva ya está confeccionando un equipo a su medida, como un sastre preparando un traje perfecto.
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La estrategia tras el fracaso: no hay tiempo que perder
Después de una temporada aciaga, el club no puede permitirse otro descalabro. Con el Mundial de Clubes a la vuelta de la esquina, el mensaje es rotundo: Xabi tiene todo lo necesario para empezar a ganar. No hay excusas. El equipo se está reforzando para tapar las grietas que surgieron al final de la era Ancelotti.
Defensas de hierro: un nuevo muro en la retaguardia
El italiano sufrió con una defensa diezmada por lesiones. Era un castillo de naipes sin refuerzos ni alternativas. Con Alonso, no habrá más experimentos; fichajes como Huijsen y Alexander-Arnold ya están en la casa, y se espera a Álvaro Carreras para completar el escudo defensivo.
El centro del campo: un rompecabezas por resolver
La salida de Kroos dejó un vacío que pareció un pozo sin fondo. Sin su brújula, el Madrid se desorientó. Ahora, se barajan nombres con capacidad para recuperar el timón: Enzo Fernández, Stiller y Rijnders suenan con fuerza. La diferencia con la planificación anterior es clara como el agua.
Adelantarse a los problemas: una nueva filosofía
La dirección deportiva se mueve con la celeridad de un delantero en el área chica, intentando anticiparse a cada posible contratiempo. Xabi Alonso ha llegado a un club dispuesto a ofrecerle todas las herramientas para competir desde el minuto uno.
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El Mundial de Clubes: el primer gran desafío
Para Xabi, la primera prueba de fuego será el Mundial de Clubes. Con un premio de más de 100 millones de euros y el prestigio de ser el primer campeón de esta nueva edición, el club sabe que no hay margen para el error. Es una oportunidad dorada para que el nuevo técnico demuestre que, con este equipo hecho a su medida, los éxitos están al alcance de la mano.
En definitiva, Xabi Alonso tiene el control, el apoyo y la plantilla. Ahora, el balón está en su campo. Porque, con este panorama, no hay lugar para las excusas.
