El Paris Saint-Germain ha cumplido con su cometido al vencer al Angers 1-0, asegurando así su decimotercer título de la Ligue 1, con seis jornadas todavía por disputar. Bajo la dirección de Luis Enrique, el PSG ha marcado un dominio tan aplastante que le bastaba un empate en su feudo, el Parque de los Príncipes, para celebrar su triunfo. Su liderazgo se traduce en una enciclopedia de fútbol donde las páginas de sus rivales aparecen en blanco.
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Un torbellino imparable en Francia
23 victorias y cinco empates en 28 partidos se traducen en los 74 puntos que catapultan al PSG a la cúspide de la tabla. Con 80 goles a favor y tan solo 26 en contra, el equipo de Luis Enrique ha puesto el listón inalcanzable, proclamándose campeón invicto, cual titán del Olimpo. No hay forma de frenar a este vendaval parisino.
Los rivales sucumben ante el gigante
Las expectativas puestas en equipos como el Olympique Marsella de Roberto De Zerbi se han desvanecido. A pesar de un inicio prometedor, hoy están a 25 puntos de distancia. Similar panorama enfrentan Mónaco y Lille, que languidecen a 24 puntos. Los sueños de grandeza parecían flotar sobre estos equipos, pero al final fueron tan evasivos como un espejismo en el desierto.
Dominio histórico
Desde la temporada 2012-13, solo en dos ocasiones el PSG ha soltado la corona, cuando Mónaco y Lille dieron el campanazo, convirtiéndose en los héroes nacionales de turno. Hoy, el PSG lidera con 13 títulos, distanciándose del Saint-Étienne, un antiguo coloso que con 10 campeonatos no ve la cima desde 1981 y enfrenta un posible descenso a la Ligue 2.
El poderío económico como pilar
El PSG no solo es un titán en el campo, sino también en los despachos. Su plantilla, valorada en 923,50 millones de euros, deja en vergüenza al Mónaco y Lille, con apenas una fracción de ese presupuesto. Como un dragón que atesora su oro, el club parisino sigue reforzándose, adentrándose en el mercado galo para fichar a las joyas del fútbol francés.
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Si el PSG consigue maniobrar bien sus piezas en este tablero de ajedrez, es solo cuestión de tiempo para que los títulos sigan cayendo a sus pies, uno tras otro. En el horizonte asoma la posibilidad del ansiado triplete, con la Copa francesa a tiro de piedra y la Champions League en su radar, donde su próximo reto será enfrentar al Aston Villa de Unai Emery. París sueña en grande, y con razón.
