No andaba precisamente dulce el camino de Fabián Ruiz en París. Después de un verano de ensueño, donde se alzó con la Eurocopa y brilló sobre el césped como una estrella fugaz, las expectativas para esta temporada con el París Saint-Germain eran altísimas, especialmente tras dejar una marca imborrable en Alemania.
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La confianza de Luis de la Fuente en él fue indiscutible durante el torneo. Fabián fue un pilar en la sala de máquinas, participando casi en cada minuto, salvo algunos momentos puntuales de descanso ante Albania y en los frenéticos minutos finales contra Georgia y Alemania. Dos goles y dos asistencias fueron su carta de presentación. Y siguió sumando en los dos primeros parones internacionales: un doblete ante Suiza y una asistencia para la causa contra Serbia.
DE ESTRELLA A INVITADO
Sin embargo, en París, el rompecabezas era distinto. Aunque inició la temporada siendo un fijo para Luis Enrique en la Ligue 1, su papel en la Champions League era un vaivén entre titularidades y suplencias. Como el río que busca su cauce, Fabián necesitaba encontrar su sitio en el campo. Su polivalencia y calidad eran atributos que el técnico asturiano valoraba mucho, pero la constancia era caprichosa.
LA CRÍTICA Y EL DESAFÍO
Rumores y susurros crecieron en los alrededores del club, con aficionados y medios locales señalando que el brillo de Fabián con la Selección no coincidía con sus actuaciones en el PSG. No obstante, su figura ya había sido crucial en la pasada temporada, llevando al equipo a alcanzar las semifinales de la Champions.
DESAFIANDO LAS ADVERSIDADES
Semana tras semana, el sevillano fue perdiendo protagonismo en el once inicial, donde Vitinha y Zaïre-Emery se afianzaron como pilares y Joao Neves irrumpía con fuerza tras una temporada destacada con Benfica. Cabe destacar, en su defensa, que fue el último en regresar a la pretemporada, lo que alzó una cuesta extra en su adaptación al ritmo competitivo.
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Aun así, el universo PSG contempló venderlo en verano. Pero como un director de orquesta fiel a su batuta, Luis Enrique se opuso, viendo en él una joya esencial para su proyecto futbolístico. Fabián aprovechó la oportunidad y se reivindicó en el penúltimo partido del año ante el Mónaco, con una asistencia y completando los noventa minutos sobre el terreno de juego. El arranque del 2025 no pudo ser mejor, entrando como revulsivo y asistiendo en el gol decisivo a Dembélé. ¿Será este el despertar definitivo del talento de Los Palacios este 2025? La hinchada del PSG, sin duda, se lo pregunta.