En el Santiago Bernabéu, el Real Madrid vivió un eclipse parcialmente cubierto. El Leganés, el mismo equipo que había logrado vencer tanto al Barça como al Atlético esta temporada, logró temporalmente silenciar el brillo del Madrid. Sin embargo, el resplandor merengue prevaleció gracias a una remontada llena de polémica arbitral y momentos de auténtica montaña rusa emocional. El equipo madrileño mantiene la presión sobre un Barça que necesita triunfar ante el Girona este domingo para conservar su ventaja de tres puntos en la cima de LaLiga. El Atlético, con su empate en Cornellà, parece desvanecerse como una estrella fugaz en este firmamento competitivo.
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Decisiones de Ancelotti bajo la lupa
Carlo Ancelotti decidió rotar en exceso, un movimiento que desató tanto furia como nerviosismo. En esta temporada de altibajos para el Madrid, los cambios se tradujeron en un torbellino de emociones en el campo. Tras adelantarse con un dudoso penalti convertido por Mbappé, el Madrid vio cómo el Leganés remataba dos veces en siete minutos para darle la vuelta al marcador. Durante la segunda mitad, Bellingham y nuevamente Mbappé, también beneficiado por una falta cuestionable, devolvieron el equilibrio esperado. Esta vez, no habrá vídeos ni cartas dirigidas a la Federación.
Un once de circunstancias
El Real Madrid enfrentó el partido sin Vinicius, Rodrygo, Valverde, Tchouaméni ni Courtois, este último recuperándose de molestias. Una plétora de titulares ausentes que se engrosaría al contar a los dispensados Mendy, Ceballos, Carvajal o Militao. Del once titular en este enfrentamiento, apenas Mbappé, Bellingham y Rüdiger se perfilan como fijos cuando la enfermería esté vacía.
El riesgo de las rotaciones parecía justificado ante un rival, a priori, inferior. Incluso decisiones atípicas de Ancelotti, como darle minutos de Liga a Arda Güler, encajaban tras el reciente parón internacional y de cara al crucial mes de abril.
Un plan que empieza con buen pie
El atisbo inicial del choque otorgó cierta validación a la estrategia del ‘Carletto’. El gol de penalti que adelantó al Madrid fue objeto de polémica; la acción de Óscar sobre Güler no parecía ameritar sanción, pero el colegiado González Fuertes pensó lo contrario. Melero López desde el VAR decidió no corregir y, en un alarde de templanza, Mbappé ejecutó el penalti ‘a lo Panenka’.
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La calma que otorga un gol contra un rival teóricamente inferior se esfumó en un instante. Una pérdida blanca propició la contra de Rosier, culminada por Diego a pase de Óscar. Apenas siete minutos después, Raba firmó el segundo para los pepineros tras una jugada calcada, dejando al Madrid noqueado y a jugadores como Lucas Vázquez, Fran García y Brahim expuestos a las críticas.
Reacción y cambios tras el descanso
Aunque la reprimenda de Ancelotti al descanso se mantuvo fuera del alcance de las cámaras, su efecto fue evidente. Apenas comenzada la segunda parte, el Madrid se lanzó a exorcizar sus fantasmas. Tras varias oportunidades despejadas casi sobre la línea de gol, Bellingham logró el empate por pura voluntad, mostrando nuevamente ser un fiel reflejo del espíritu del equipo.
Refuerzos desde el banquillo
Vinicius y Rodrygo saltaron al campo para intensificar la búsqueda de la remontada. Poco después, Valverde completó el arsenal blanco. El Leganés, viendo lo que se avecinaba, se atrincheró en su área. Sin embargo, una falta muy discutible de Tapia sobre Rodrygo en el borde del área -pese a que el peruano tocó balón- culminó con un gol de Mbappé, acercándose al pichichi que lidera Lewandowski con 23 tantos.
Victoria con sabor a polémica
Jugar con fuego no penalizó esta vez al Madrid, que aseguró una victoria merecida en el balance global, aunque la sombra de las decisiones arbitrales acompaña los dos goles de Mbappé. Los que ven fantasmas pro-Madrid elevarán sus voces, mientras que los que notan lo contrario simularán un eclipse total. Así es la ley del fútbol.
