La polémica está servida en el mundo del fútbol. El RCD Espanyol recibió a una UD Las Palmas ya descendida en un duelo límite vital para decidir el descenso. Al mismo tiempo, el Club Deportivo Leganés se enfrentaba al Real Valladolid en Butarque. Los dirigidos por Manolo González dependían de sí mismos para asegurar su permanencia, pero necesitaban ganar si el ‘Lega’ salía victorioso.

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Nervios a flor de piel, el Espanyol, acostumbrado a jugarse la vida en los tramos finales de las últimas temporadas, se encontraba en un escenario similar. Cornellà-El Prat era nuevamente el campo de batalla en un partido a vida o muerte con el objetivo claro de permanecer en Primera División.
El RCDE Stadium, un caldero a punto de estallar
En un RCDE Stadium repleto, la tensión se palpaba en el aire como una tormenta inminente. Sin margen para el error, Joan García, con su proverbial capa de héroe, frustraba una y otra vez a un equipo canario que jugaba sin complejos. La primera mitad concluyó sin goles (0-0), mientras el Leganés arrollaba al Pucela, poniendo más presión sobre los de casa.
El momento de la verdad
Pero el gol se hacía desear, hasta que Alejo Véliz protagonizó una pugna con Essugo que llevó al árbitro Muñiz a señalar penalti. Un momento de oro para el delantero argentino, quien apenas con diez minutos en el campo, avivó la euforia de una afición perica que soñaba con otra temporada en la élite.
El árbitro gallego no revisó la jugada de cerca, dejando la responsabilidad en los pies de Javi Puado. El delantero, con nervios de acero, engañó a Horkas con un lanzamiento bajo y preciso a la izquierda. El RCDE Stadium estalló en júbilo.

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La polémica continúa
Pere Milla, con un gol en el minuto 82, selló el destino del partido, pero la decisión del penalti sigue dando que hablar. Según ‘Archivo VAR’, la acción no debió haberse señalado a favor del Espanyol, argumentando que Véliz fue quien provocó el contacto con Essugo, que tenía la posición ganada.
La polémica está en el aire, y en el mundo del fútbol, las opiniones están tan divididas como un derbi en plena ebullición.
