El Athletic Club ha vivido la renovación de Nico Williams como si se hubiera alzado con un trofeo. Y no es para menos: el equipo bilbaíno ha conseguido asegurar el futuro de una de sus joyas más preciadas, autor de once goles en 47 partidos la temporada pasada, resistiendo el canto de sirenas del Barça. Un contrato impresionante de 200 millones de euros por diez años, hasta 2035, convenció al joven extremo. Su sueño de disputar la final de la Europa League en San Mamés junto a su hermano Iñaki se truncó, pero ahora Nico podrá mostrar su talento en la Champions League este curso. Aun así, aunque esta renovación brille como un faro en la noche, hay otra tormenta que amenaza al buque athleticzale: un problema serio en su defensa que requiere urgente solución.

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Altibajos en Lezama
El jueves podría haber sido otra jornada de júbilo en Lezama: el club presentó oficialmente a Robert Navarro como su primer fichaje del verano, proveniente del Mallorca. Mientras tanto, el positivo por dopaje de Yeray Álvarez, debido a un medicamento prohibido para tratar su alopecia, ensombreció el ambiente. Suspendido provisionalmente, el defensor clave podría enfrentar una sanción que lo aleje de los estadios por un largo tiempo, dejando a Ernesto Valverde con pocas opciones en la retaguardia.
Defensa en la cuerda floja
Actualmente, el Txingurri solo cuenta con Dani Vivian y Aitor Paredes como centrales para iniciar los entrenamientos. Un duelo donde el león ruge, pero no asusta. Unai Egiluz, tras su destacada cesión en el Mirandés, se suma al primer equipo. Con Yeray apartado y Unai Núñez de vuelta al Celta de Vigo, el Athletic necesita incorporar refuerzos defensivos sí o sí.
¿Jesús Areso al rescate?
El nombre de Jesús Areso, lateral de Osasuna, flota en el aire como la promesa de un oasis en el desierto, pero su cláusula de rescisión de 12 millones de euros complica el panorama, un precio que el Athletic entiende bien.
Laporte, el regreso soñado
El verdadero deseo de los leones es Aymeric Laporte, ahora en el Al-Nassr de Arabia Saudí. Volver a casa es su sueño, pero las negociaciones se estancan entre bastidores como un partido que se enreda en el centro del campo. Las expectativas están puestas, pero otros equipos europeos también muestran interés por el talentoso central de 31 años. Si esta operación no se concreta, Unai Núñez podría ser el comodín necesario.

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Con la Champions League a la vuelta de la esquina, Valverde sabe que el éxito del Athletic se jugará en defender como auténticos gladiadores en la arena europea. Un desafío titánico donde cada entrada y cada parada pueden marcar la diferencia y donde, como dice el refrán, más vale prevenir que lamentar. Que se lo pregunten al Girona.
