No se trata de nadar contracorriente ni de ser más listo que los que ya se bañan en la fuente de la euforia, pero la victoria ante Croacia debe ser medida correctamente. Es evidente que pone a la Selección Española a un paso de los octavos de final, más aún considerando que avanzan los mejores terceros. Sin embargo, hay que mantener los pies en la tierra. Como escribí en Relevo tras aquel sonado 7-0 a Costa Rica en el primer partido del Mundial de Catar, una buena tarde no asegura la estrella en el pecho antes de tiempo. Las competiciones cortas, a veces, se hacen muy largas. «Siete razones para no creerse campeones del mundo», titulé entonces. Y no lo fuimos. Ni siquiera nos acercamos.
No somos más favoritos
No podemos considerarnos más favoritos, ni más altos ni más guapos por haber derrotado con solvencia a Modric y compañía. España fue mejor, superior, pero no fue la mejor España de los últimos tiempos. Los goles no nacieron de un juego aplastante ni de un dominio absoluto. De hecho, la Selección tuvo menos posesión que el rival (47% por 53%); hizo menos pases (457 por 518); y remató menos veces (11 por 16), con cinco tiros a puerta por cada equipo. Según Mr. Chip, fue el primer partido en 111 en el que La Roja no superó al contrario en posesión de balón. Un dato que confirma que tener el cuero sin propósito no vale para nada; lo importante es qué haces con él y dónde lo haces.
Eficacia y eficacia
Los tres goles contra Croacia fueron fruto de la eficacia, de la inspiración. Justo cuando el equipo estaba más comprometido, había perdido el balón y los croatas empezaban a imponer su estilo, España apareció con todo su talento. Evidentemente, todos los goles son bienvenidos. Los legítimos, los elaborados, los afortunados… Todos. Y la Selección de Luis de la Fuente anotó tres y no encajó ninguno. Buena noticia, sobre todo cuando se dudaba del equilibrio defensivo por las ocasiones concedidas en partidos recientes.
Fortaleza defensiva
Sin Laporte y sin Grimaldo, pero con Nacho y Cucurella en sus puestos, la Selección se mostró firme en defensa. La solidaridad defensiva de los centrocampistas también jugó un papel crucial, cerrando espacios y ayudando cuando se carecía del balón. Nacho, como central zurdo, estuvo perfecto: sereno en un par de acciones comprometidas y adelantando la línea para achicar espacios. La decisión de alinear a Cucurella en lugar de Grimaldo implicaba un riesgo que el seleccionador afrontó con valentía.
Cucurella: Decisión valiente
El jugador del Bayer Leverkusen, Grimaldo, se había ganado elogios por su brillante temporada y parecía tener preferencia en el lateral zurdo, aunque finalmente Cucurella le quitó el puesto, probablemente porque se adapta mejor a una línea de cuatro, defiende con más solvencia y es más veloz en la corrección de posiciones. Lo demostró salvando un gol bajo el larguero y despejando un par de balones peligrosos. Actuación de notable alto.
¿Difícil quitarles el puesto?
Nacho y Cucurella lo hicieron tan bien que ahora le costará a De la Fuente quitarles del once titular. Laporte es un baluarte defensivo, pero sus molestias podrían afectarle negativamente. El capitán del Real Madrid, por su parte, vive un momento dulce y seguro. En cuanto al lateral izquierdo, la titularidad de Cucurella no entierra a Grimaldo, pero le podría relegar a ser un revulsivo. Sus centros y lanzamientos de falta serán necesarios en los partidos futuros. Como se ha dicho, estas competiciones cortas a veces se hacen muy largas.
