El Real Mallorca inició la temporada de la Liga 2025/26 con el pie izquierdo, cayendo 0-3 frente al Barcelona en un encuentro lleno de controversia. La derrota, quizá previsible, se tornó en un torbellino imprevisto debido al desafortunado arbitraje de José Luis Munuera Montero. Los bermellones se sintieron abatidos al término de la primera mitad, después de que Morlanes y Muriqi fueran expulsados de manera polémica, mientras que Raphinha sirvió de escapatoria a la tarjeta roja. Además, el árbitro dejó seguir una jugada con Raíllo en el suelo, que culminó en el segundo gol del Barcelona, anotado por Ferran. Todo un lío en un partido que empezó mal desde el pitido inicial.
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Un Inicio Tempestuoso
Desde los primeros compases, el Mallorca ya sentía el viento en contra: el Barcelona, liderado por un Lamine Yamal en estado de gracia, asedió con fuerza, mientras Mojica, desconcertado, permitía el avance del joven catalán. En el minuto 7, Raphinha cabeceaba el primero tras una defensa mallorquinista que se desmoronó como un castillo de naipes.
La Tormenta Munuera Montero
La situación se agravó con la actuación del colegiado. Al minuto 20, Raíllo quedó tendido sobre el césped y, mientras el silbato guardaba silencio, Ferran aprovechó para hacer el segundo. Una decisión que evidenció el caos, inconcebible incluso para los propios jugadores culés, que apenas celebraron. El ambiente en Son Moix bullía, y Arrasate, con la paciencia agotada, fue amonestado por sus protestas.
Altercados y Expulsiones
La frustración se trasladó a las gradas, donde se registraron enfrentamientos entre aficionados. Morlanes se hizo acreedor de una amarilla por protestar, y minutos después fue expulsado por frenar a Lamine. La tensión continuó escalando cuando Muriqi, al intentar un remate, cometió una infracción que lo llevó fuera del campo. El partido se desmoronaba como si fuera de vidrio.
Un Segundo Tiempo de Despedida
En la segunda mitad, Arrasate intentó minimizar el daño. El Mallorca, en inferioridad numérica, se enfocó en defender su terreno. Con esfuerzo y coraje, dieron una lección de dignidad, a pesar de las pocas opciones ofensivas. El Barcelona, con oportunidades como un disparo de Olmo al poste, no fue más allá hasta que Lamine selló el marcador con el tercer tanto. Muchos aficionados, agotados por el sofocante calor, comenzaron a abandonar el estadio antes del pitido final.
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El arranque maltrecho del Mallorca en la Liga se suma al castigo de las expulsiones. Una semana tiene el equipo por delante para recomponerse y enfocar sus esfuerzos en el próximo reto ante el Celta en Son Moix.
