El fútbol, en su esencia más pura, se convierte en un juego más sencillo cuando tienes en tu equipo a figuras como Kylian Mbappé y Thibaut Courtois. Este sábado, en el Estadio de La Cerámica, el Real Madrid dio una lección de poderío gracias a sus dos colosos, apenas 66 horas después de asegurar su pase a octavos en la Champions. Con estos dos titanes en escena, los blancos golpearon primero en su búsqueda del liderato de LaLiga, expectantes de lo que pudiera suceder en el duelo entre Barça y Atlético.

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Kylian Mbappé, el héroe del momento
En un movimiento estratégico, Ancelotti devolvió a Valverde al mediocampo, confiando a Lucas el lateral derecho. Por su parte, Tchoaumení ocupó de nuevo la defensa central para dar respiro a Rudiger. Vinicius, ausente en este encuentro y rodeado por un creciente murmullo, vio cómo el ataque blanco, liderado por Brahím y la libertad de Mbappé y Rodrygo, comenzaba a hacerse notar.
Sin la presencia del brasileño, el Madrid arrancó con una de sus mejores primeras mitades del año, a pesar de un inicio desconectado. El Villarreal, consciente de su fortaleza física, logró imponer un ritmo intenso, a lo que el Madrid parecía resistirse.
Courtois, muralla inquebrantable
Desde el pitido inicial, Ayoze obligó a Courtois a realizar varias intervenciones de mérito. Sin embargo, en un córner mal defendido, Juan Foyth aprovechó para adelantar a los locales, premiando su esfuerzo tempranero. Situación que recordó al reciente choque contra el Atlético, aunque este desafío despertó al Madrid, que necesitó solo diez minutos para igualar con un tanto de Mbappé tras una combinación con Brahím.
Puro espectáculo blanco
El frenético ritmo del partido continuó sin descanso. Courtois mantenía su titánica actuación bajo palos, mientras que Mbappé, afilado como un cuchillo, volvía a adelantar a los suyos con un gol de alta precisión tras un pase de Lucas, demostrando por qué es uno de los delanteros más letales del mundo.

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Resistiendo tras el tempestuoso clímax europeo
El desgaste físico de la Champions no afectó a un Mbappé que, sin Vinicius, flotaba libremente, combinándose con Rodrygo. El Madrid, revitalizado, buscó el tercer gol, dominando al Villarreal, que, aunque amenazante, se topó repetidamente con un Courtois inmenso.
Al inicio del segundo tiempo, el técnico del Villarreal tomó acción, sacando a Barry para intensificar el ataque, mientras Álex Baena y Foyth continuaban sus intentos. Sin embargo, cada amenaza fue neutralizada por las espectaculares paradas del guardameta belga.
Ancelotti mueve sus piezas
En respuesta a la presión, Ancelotti apostó por dar entrada a Vinicius, Modric y Rudiger, proporcionando fuerza fresca y reorganizando la táctica para resguardar el marcador, mientras Marcelino apostaba por un as en la manga como Yéremy Pino.
Ancelotti clamaba por «paciencia» a su cuadro, y aunque la batalla se prolongó, el Villarreal no logró materializar sus esfuerzos en el tramo final. Al final, el Madrid superó con astucia una prueba exigente en un campo complicado, lo que les permite un domingo más relajado, sabiendo que su triunfo en la Cerámica había asegurado el éxito.
