La noche del fútbol europeo se llenó de adrenalina y emoción en el minuto 78 del partido, cuando Dani Ceballos y Phil Foden se convirtieron en los protagonistas de una jugada que dejó a todos al borde de sus asientos. Foden, como un bailarín elegante en la frontal del área, fue interceptado por una entrada del madridista, llevándose la ovación del público. El árbitro, férreo en sus decisiones como un conductor en autopista, no titubeó y sentenció la pena máxima.

Duplica tu depósito hasta $200.000 en apuestas y casinos bono de bienvenida
Reacción candente desde el banquillo
Carlo Ancelotti, con el temple roto como el de un volcán en erupción, no daba crédito a la decisión de Clément Turpin. Abandonó su zona técnica con la vehemencia de un torero y se dirigió al árbitro, sacudiendo los brazos al viento como aspas de molino. El desacuerdo no fue solo del técnico, sino que todos los jugadores del Real Madrid se unieron como una avalancha para manifestar su protesta.
Controversia en el área
Los madrileños defendieron con uñas y dientes que Foden había caído rodando como si hubiera pisado jabón, o al menos, que la infracción de Ceballos ocurrió fuera del área. No obstante, el árbitro, como una roca imperturbable, se mantuvo firme y ratificó el penalti al ver cómo el andaluz colisionó con el inglés, asestándole un rodillazo en la línea del área.
El desenfreno del gol
Después de una consulta fugaz con el VAR, Turpin confirmó el penalti. Erling Haaland, demostrando la precisión de un cirujano, no perdonó ante Thibaut Courtois. Engañó al guardameta blanco y, con la calma de un francotirador, marcó su segundo gol de la noche. Era la primera vez que batía las redes del Real Madrid, y lo hizo por partida doble en una noche que quedará grabada en la memoria de los aficionados.
