El coraje del Real Mallorca en el Bernabéu

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El Real Mallorca se dejó la piel en el césped del Santiago Bernabéu, enfrentándose a un Real Madrid que supo aprovechar un instante de desconexión en la primera mitad y se llevó la victoria por 2-1. El encuentro comenzó con una chispa inesperada cuando Muriqi adelantó a los bermellones con un gol de hombro tras un saque de esquina. Sin embargo, Güler y Vinicius dieron la vuelta al marcador en un abrir y cerrar de ojos.
El tiburón blanco sacude su aleta
El planteamiento de Arrasate fue valiente, apostando por una defensa robusta pero con un medio campo técnico. El Mallorca logró mantener la compostura y la pelota, aunque faltó velocidad para romper líneas. Durante la primera mitad, el equipo bermellón fue como un reloj suizo hasta el minuto 37 cuando, como un rayo, dos goles pusieron a los locales adelante.
Un balde de agua fría
El tanto de Muriqi, una auténtica obra de destreza poco ortodoxa, sembró alegría entre los visitantes. No obstante, en cuestión de 73 segundos, la estrategia se vino abajo. Güler, sin marca, sacudió las redes primero, y luego, un error en el medio campo permitió a Vinicius ejecutar un disparo certero. La tormenta blanca amenazaba con convertirse en tornado, pero el VAR actuó con determinación, anulando correctamente hasta tres goles.
Entre coraje y cansancio
A pesar del golpe emocional, los jugadores del Mallorca regresaron con ímpetu tras el descanso. Tuvieron oportunidades, incluyendo un remate a punto de concretarse por Mateo Joseph. Sin embargo, la fortuna no les sonrió y, aunque Samu Costa estrelló el balón a punto de entrar, Carreras intervino cual héroe inesperado.

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El sueño del empate
Con el reloj avanzando implacable, Arrasate realizó cambios para inyectar energía fresca. Sin embargo, la precaución fue su mayor enemigo. Con miedo a ser nuevamente vulnerados, faltó audacia para buscar el empate. Las sustituciones de último minuto dejaron más un sabor de arrepentimiento que de oportunidad.
Finalmente, el encuentro terminó con un Madrid que durmió el partido astutamente. El Mallorca, aunque valiente y aguerrido, pagó caro su instante de distracción en el primero tiempo. Una batalla de titanes en la que, esta vez, los huesos se rompieron del lado de los visitantes.
