El PSG necesitaba esta victoria como agua de mayo, y vaya si lo consiguió. No solo por enfrentarse al titan del Manchester City de Guardiola, sino principalmente por esos tres puntos cruciales que ahora dan aliento al equipo parisino en esta carrera de retos llamada Champions League. A menos que ocurra algún desastre, el plantel de Luis Enrique tiene un pie en la siguiente ronda. El técnico asturiano estaba rebosando de satisfacción, habiendo superado a su amigo y colega Pep en la batalla táctica.
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Una remontada que quedará en la memoria
«La vida de un entrenador es un sinfín de penas y alegrías. Y más aún cuando te mides contra el City», comentó el estratega del PSG. Fue un choque cargado de intensidad y ritmo vertiginoso, como un vals en el que cualquier paso en falso podía cambiarlo todo. La segunda mitad arrancó de la peor manera con un sorprendente 0-2. Uno pensaría que el partido estaba casi sentenciado, pero aquella chispa de inspiración de Dembélé nos devolvió al ruedo, y con una afición tan entregada, todo resultó más sencillo», añadió con visible emoción.
Enfrentamiento contra un gigante
En cuanto al rival, Luis Enrique no escatimó en elogios al declarar que «el City de Pep es un equipo de altísimo nivel». Comparándolos con un reloj suizo de precisión, añadió que “utilizamos a nuestros mejores hombres para arrebatarles el balón”. El gol fue como un soplo de aire fresco que revitalizó a la escuadra parisina y les devolvió la garra necesaria para luchar hasta el último minuto.
Una liberación para el PSG
Por último, al ser cuestionado si la victoria fue una bocanada de aire tanto para él como para el equipo, considerando la enorme presión con la que llegaban al duelo, Luis Enrique fue directo: «Si te digo la verdad, era evidente que estábamos en aguas turbulentas. Pero así es el fútbol; una montaña rusa de emociones». En definitiva, una noche redonda para los del Parque de los Príncipes, que ya contemplan el horizonte con una sonrisa renovada y un camino hacia la gloria más despejado.