¡El fútbol no tiene lógica! Esa fue la lección que nos dejó el choque entre Getafe y Las Palmas, un enfrentamiento que cambió radicalmente tras la expulsión de Diego Rico. El Getafe, que parecía tener el partido bajo control con el gol de Omar Alderete, terminó derrotado por 1-3 tras una remontada encabezada por un impresionante Fábio Silva y un oportuno McBurnie.

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De la euforia al descalabro
La imagen de los tacos de Diego Rico sobre el tobillo de Viti será una pesadilla para el lateral azulón durante toda la semana. Este exceso de ímpetu no solo dejó a su equipo con un jugador menos durante una hora, sino que también inyectó nueva vida a una Las Palmas que parecía no tener aire hasta ese momento.
Un guion inesperado
El Getafe tenía todo a favor para asegurar su permanencia en Primera División. Venían de un año extraordinario y solo les faltaban tres puntos para superar la mágica barrera de los cuarenta. Sin embargo, el fútbol, siempre travieso, les jugó una mala pasada. En enero, Las Palmas fue el comienzo de un resurgir, pero esta vez ese mismo equipo canario sostuvo la guadaña.
Un cambio sabía a necesidad
Con el agua al cuello y en la penúltima posición, Diego Martínez no dudó en hacer una apuesta arriesgada. Dio entrada a Álex Suárez y Mika Mármol, sacrificando a Herzog y Moleiro. Al otro lado, Bordalás optó por repetir el once que batió al Valladolid recientemente. Ambos sabían que se jugaban el todo por el todo.
El VAR y el golpe mortal
El tempranero gol de Alderete, confirmado por el VAR, prometió un día de gloria para el Getafe. Los azulones rozaron el segundo con ocasiones de Juanmi y Milla, pero Horkas se vistió de héroe provisional. Justo cuando todo parecía ir como un camino de rosas, ¡zas!, la roja de Rico les cambió la fiesta por un funeral futbolístico.

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La noche de Fábio Silva y McBurnie
Las Palmas sacó provecho de su ventaja numérica tras la expulsión. Tras el descanso, Martínez movió el banquillo como un chef juega con los ingredientes, introduciendo a Marvin y Moleiro. En un abrir y cerrar de ojos, Fábio Silva empató con un giro de maestro, y McBurnie, cual cazador sigiloso, cazó el segundo. Fábio Silva selló el destino del Getafe con una vaselina que dejó sin palabras a la afición local.
Con un golpe certero, Las Palmas dejó sin recursos al equipo de Bordalás, llevándose tres puntos que podrían ser su salvavidas en la lucha por no descender. Un recordatorio de que en el fútbol, hasta el pitido final, todo puede cambiar.
