La confesión inesperada de Marta Riesco
En su más reciente aparición en el pódcast «Fuera de lugar» de Viajes Carrefour, Marta Riesco, la irreverente reportera de «Ni que fuéramos», dejó a su audiencia una serie de revelaciones que, como era de esperar, rápidamente hicieron eco en los medios. Pero fue, sin lugar a dudas, su confesión sobre su efímera relación con el exfutbolista del Real Madrid, Karim Benzema, lo que desató una tormenta de titulares.

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Un acercamiento singular
Con la franqueza que la caracteriza, Riesco desgranó los pormenores de su vínculo con el astro francés: «Tuve un acercamiento con él. No fue una relación propiamente dicha, ni mucho menos, pero sí nos vimos», aclaró de forma directa. Lo que comenzó como un encuentro fortuito en el entorno frenético de El Chiringuito adquirió tintes de intriga, en un cruce entre el espectáculo y la cotidianidad.
Los mensajes que cambiaron el juego
«De estar ahí, día tras día, Benzema se fijó en mí», confesó, añadiendo que, finalmente, el futbolista solicitó su número de teléfono. Un gesto que, a primera vista, podría parecer trivial pero que indudablemente tenía el eco de lo inesperado. Así, la trama se va adensando: «Recibí un mensaje que decía: ‘Hola, ¿qué tal? Soy el hermano de Karim’», relató Riesco entre risas, dejando una puerta abierta a la confusión. La sorpresa llegó, inevitablemente, cuando descubrió que no se trataba del hermano, sino del propio Benzema. «Fue un chico muy majo», sentenció, aunque no pudo evitar dejar entrever cierta distancia emocional.
La relación bajo la lupa
No obstante, la reportera fue tajante en cuanto a la naturaleza de su relación con el deportista: «No hubo nada más. Quedamos un par de veces, y se portó excepcionalmente conmigo. Pero debo ser sincera, hay aspectos de su forma de ser que, simplemente, no me terminan de convencer.» Esta observación, aunque sutil, sugiere las complejidades de una persona cuya imagen pública contrasta, en ocasiones, con lo que ocurre tras las puertas cerradas, planteando interrogantes sobre la dualidad de la fama y la intimidad.
Una anécdota que añade sabor a la historia
Como toque final, Marta compartió una anécdota que sin duda mostró el lado más humano y cómico de la situación. «El primer día que me vino a recoger a casa fue muy gracioso», comenzó, desvelando con humor el pequeño tropiezo que marcó el inicio de lo que, para ella, fue una experiencia incómoda. «Me dijo que ya estaba abajo, pero cuando miré por la ventana, no lo vi. Solo vi a un chico frente a mi portal diciéndome ‘hola’». Esa confusión inicial se tornó en ironía: «Me cabreé, volví a subir a casa y le dije que no aceptaría esa situación, como si fuera una puesta en escena para la prensa», rememoró, riendo, aunque dejando claro que en ese momento, el juego de la exposición mediática no era algo que le interesara en lo más mínimo.

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Una reflexión sobre el amor y la fama
Con una postura decidida y un tono equilibrado entre lo directo y lo reflexivo, Marta Riesco se desmarca una vez más de las expectativas tradicionales, recordándonos que las historias de relaciones que nos cuentan no siempre tienen finales esperados. Detrás de cada encuentro, siempre hay capas más profundas por descubrir, una verdad innegable que nos confronta con las complejidades del amor, la admiración y la realidad de ser una figura pública en un mundo tan expuesto.
Así, nos quedamos con esta historia que, más que un simple relato de encuentros casuales, se convierte en un espejo de las luces y sombras de la vida de las celebridades, donde las anécdotas humorísticas y las reflexiones serias se entrelazan en un baile inesperado, dejándonos con ganas de más. ¿Qué otros secretos guardan aquellos que admiramos desde lejos?
