El pulso de Pedro Rocha por mantenerse en la carrera a la presidencia de la RFEF ha terminado en un callejón sin salida. En un giro final que parece sacado de un partido de fútbol de alta tensión, la Sala de lo Contencioso-Administrativo de la Audiencia Nacional ha rechazado, este jueves, su último recurso. Su intento de suspender una inhabilitación quedó fuera de juego, dejando claro que Rocha no podrá disputar las elecciones del próximo 16 de diciembre. Así concluye la posibilidad de que Rocha se transforme en el próximo presidente de la Federación, con un contundente gol en contra.
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¿Quién llevará la batuta tras Rocha?
El telón ha caído para Rocha, pero el espectáculo de la sucesión apenas comienza. En esta danza de poder, los barones territoriales de la RFEF están moviéndose como piezas de ajedrez decididas a unir fuerzas para impulsar un candidato único, dejando fuera a cualquier aspirante que amenace su hegemonía. Juanma Morales es el único que públicamente ha lanzado su candidatura, pero este jueves en Madrid se celebró una cumbre con tintes decisivos: una reunión crucial donde se busca pactar un candidato de consenso, cual jugada maestra, antes del próximo martes.
Los Candidatos en el Banquillo
En el vórtice del torbellino se destacan tres nombres, todos presidentes de federaciones autonómicas:
- Rafael Louzán, el gallego que, pese a navegar en mares legales turbulentos con una causa pendiente en el Supremo, cultiva relaciones estratégicas. Louzán, que presume del favor de LaLiga, se postula como posible ocupante del sillón aún caliente dejado por Rubiales.
- Salvador Gomar, desde Valencia, emerge como una figura crítica tras la salida de Rubiales. La duda reside en si podrá reunir la dosis necesaria de apoyos para saltar al campo con fuerza.
- Pablo Lozano, el andaluz que ha estado aguardando en las gradas su oportunidad de brillar, parece haberse alineado recientemente con la opción de Gomar, ampliando las posibilidades de un consenso inesperado.
El Viaje de Rocha por la Vía Judicial
El camino judicial de Pedro Rocha se asemeja a un dramático thriller. Tras la decisión del Tribunal Administrativo del Deporte en julio de inhabilitarlo por dos años, debido a su supuesto abuso de poder a los mandos de la RFEF luego del escándalo Rubiales, Rocha ha luchado fervientemente por revertir su destino. A pesar de no contar con oposición, su victoria en las elecciones parciales de primavera se esfumó el 3 de septiembre cuando la Justicia negó su primera solicitud cautelar.
Con las elecciones cuatrienales en el horizonte, volvió a pedir permiso para competir, pero su apelación se estrelló contra el sólido muro judicial, dejando atrás un tablero de ajedrez donde los barones de la RFEF libran una contienda que debe resolverse antes del pitido final. La emoción está servida.
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