John Obi Mikel, legendario exjugador del Chelsea y pilar de la selección nigeriana, enfrentó una situación doblemente angustiosa durante el Mundial de Rusia 2018. Mientras el mundo entero tenía los ojos puestos en la magna cita del fútbol, Mikel tuvo que sortear una pesadilla personal que desdibujó la gloria de estar en la Copa del Mundo: su padre fue secuestrado en su Nigeria natal por segunda vez.
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El Golpe Anímico Antes del Encuentro
El mismo Mikel relata el desafortunado episodio: «Mi papá fue secuestrado mientras jugaba para mi selección nacional en Rusia, justo antes de enfrentarnos a Argentina en ese crucial partido de la fase de grupos. Dos horas antes del partido, me llegó una llamada que hizo tambalear mi mundo. Mi hermano me informó que mi padre había sido secuestrado de nuevo. Fue como recibir una tarjeta roja en el minuto 90. Anteriormente, ya había negociado con los secuestradores y pagado un cuantioso rescate para su liberación,» confesó Mikel, como quien narra un juego de vida o muerte.
La Mano Amiga de Abramovich
En medio de la vorágine de sentimientos encontrados, Mikel recuerda las palabras de Roman Abramovich, el influyente magnate ruso y entonces propietario del Chelsea: «Roman se acercó a mí y me ofreció respaldo: ‘¿Quieres que envíe gente?’, me dijo. Era como si un director técnico estuviera dispuesto a hacer un cambio táctico crucial que podría cambiar el curso del partido. ‘Déjame hacerlo; si lo deseas, puedo hacerlo’, aseguró Abramovich.»
Un Ícono Azul Con Coraje de Titán
Esta historia, digna de una epopeya griega, es solo uno de los muchos desafíos que John Obi Mikel afrontó en su ilustre carrera futbolística. Como un regateador que sortea con destreza a sus oponentes, el nigeriano navegó con valentía las aguas turbulentas de su vida personal. Es imposible olvidar su estancia de una década en el Chelsea, donde, bajo la presidencia de Abramovich, Mikel se convirtió en un símbolo imborrable. En un terreno repleto de estrellas como Lampard, él siempre brilló con luz propia y dejó su impronta indeleble en el corazón de los Blues.