El Espanyol sorprende al Real Madrid con una victoria en Cornellà. El héroe indiscutible de la jornada fue Joan Garcia, el guardián de la portería, cuyo despliegue de habilidades fue crucial para que el conjunto blanquiazul tuviera la posibilidad de sellar el triunfo gracias al gol decisivo de Carlos Romero.
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Un Segundo Tiempo de Infarto
En una primera parte relativamente tranquila, con solo la inquietud de un gol anulado correctamente a Vinicius por falta de Mbappé, el Real Madrid salió a morder en la segunda mitad. Las oportunidades para el equipo merengue llegaron una tras otra, y Joan Garcia fue el muro infranqueable frente a ellas.
Bellingham fue el primer desafiante, poniendo a prueba la agilidad de Garcia en el minuto 51 con un disparo potente que desviaría el portero, solo para ver cómo un misil de Mbappé se estrellaba en el travesaño tras su intervención.
Joan Garcia, el Muralla
Con una serenidad que se contagiaba a sus compañeros, Joan Garcia volvió a brillar en el emocionante tramo final del choque. Mbappé estuvo a punto de infiltrar uno de sus característicos tiros curvos, pero las manos del arquero del Espanyol, como si fueran alas, desviaron el balón a córner en el último suspiro.
Poco antes, Garcia había frustrado un remate a quemarropa de Rodrygo, desvío que hizo que el esférico rebotara en el palo y se acomodara bajo su cuerpo para ser controlado.
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El Estandarte del Espanyol
El valor de la actuación de Joan Garcia no se puede subestimar. En una temporada donde el Espanyol solo había mantenido la portería a cero en dos ocasiones previas –contra Osasuna y Atlético de Madrid– la defensiva del equipo había sido su talón de Aquiles, habiendo encajado 33 goles en 22 partidos.
La estelar actuación de Garcia viene tras un verano donde su futuro pendía de un hilo. Con una cláusula de rescisión tentadora de 30 millones de euros, atrajo la atención de varios gigantes europeos, aunque, al final, el portero permaneció en tierras blanquiazules.
Será un reto para el Espanyol retener a su héroe olímpico el próximo verano, quien ahora se erige como un verdadero ícono del espanyolismo tras su gesta en París 2024.
