Albert Luque rompe su silencio tras el juicio del ‘caso Rubiales’
El exdirector deportivo de la Real Federación Española de Fútbol y exjugador de la Selección española, Albert Luque, ha hablado, por fin, tras el juicio del ‘caso Rubiales’, donde se abordó su polémico beso a Jenni Hermoso. En una emotiva aparición en los micrófonos de la Cadena Ser, Luque ha compartido sus pensamientos sobre una situación que, sin duda, ha marcado su carrera.

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En este contexto, se ha visto arrastrado por una tormenta mediática y judicial. Aunque ha sido declarado absuelto en este episodio, su tranquilidad se ha visto comprometida por el inquietante hecho de que la Fiscalía ha solicitado repetir el juicio. A Luque, al igual que a otros implicados como el exseleccionador Jorge Vilda o Rubén Rivera, exresponsable de marketing, se le pedía una condena de 1 año y 6 meses por presunto delito de coacciones.
Reflexiones tras el juicio
El proceso del juicio: «Se ha abierto un mundo nuevo para mí con este tema del juicio. Esto me ha servido para madurar y recapacitar muchas cosas. Obviamente no me hubiese gustado pasar todo lo que ha ocurrido». Un camino espinoso que ha dejado huella en su vida personal y profesional.
He tenido enganchones fuertes con De la Fuente y nos hemos encarado.
El escenario emocional de su familia
Petición de Fiscalía de repetir el juicio: «Pensé que ya podía pasar página, estaba aliviado, pero parece que no acabará aquí la cosa. Me hubiese gustado que acabase ya y pensar solo en fútbol, así que espero que no se alargue más». Esta incertidumbre ha infundido miedo en su hogar, como él mismo relata:
Mis hijos me preguntaban ‘papá, ¿vas a ir a la cárcel?’ y yo ni sabía contestarles.
La relación con Jenni Hermoso
Relación con Jenni: «Era mi amiga. A nivel personal, si volviese atrás, haría exactamente lo mismo. Fui a ver a las jugadoras a Ibiza porque era Jenni; si llega a ser otra ni habría ido. Insisto, era mi amiga». En sus palabras, se palpa la nostalgia y la fragilidad de la amistad en tiempos de conflictos.

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Más de su relación con Jenni: «La amistad se puede definir de muchas formas, y la nuestra viene de muchas cosas. Ella tiene a mi gestor de toda la vida de Terrasa para sus cosas. Yo la mandaba a Iberdrola, a ayuntamientos para que diese charlas sobre fútbol femenino… y ella me dijo: ‘Albert, ¿cómo cobro yo todo esto?’. Le pregunté si no tenía gestor, y le di el teléfono del mío que le gestionó todo».
Delito de coacciones: «Yo a Jenni jamás la vi, y dicen que para un delito de coacciones tiene que haber eso. Poco más tengo que decir». En su visión, la trastienda de la situación es compleja, y las miradas de la opinión pública no siempre reflejan la realidad de las relaciones personales.
Sobre Luis Rubiales y la gestión del conflicto
Los actos de Rubiales: «Claro que Luis Rubiales ha hecho cosas mal. Y yo también. Él no está orgulloso, pero no todos los días se es campeón del mundo con lo que llevaba detrás (…). No lo justifico, pero puedes tener algún error». Un debate que nos lleva a cuestionar la moralidad en el deporte, donde la presión puede llevar a decisiones cuestionables.
Tenía en mi cabeza a Zidane para ser seleccionador español si no hubiese salido bien lo de De la Fuente.
Relación con De la Fuente: «Hemos tenido enganchones fuertes, incluso nos encaramos, pero así son los matrimonios. Si volviera atrás, por supuesto volvería a ponerle de seleccionador, y arreglamos nuestras diferencias de puertas para adentro». En su relato se siente la frustración de una situación que debería ser simplemente deportiva, y que se ha enmarañado de una forma que nadie esperaba.
Alternativa a De la Fuente si no hubiese sido bien: «Yo no quería ninguno más, incluso me llamaron muchos representantes y les tuve que decir que parasen. Yo tenía uno en mi cabeza, eso sí, y le habría intentado convencer: Zinedine Zidane. Esto no lo sabe ni Rubiales, habría sido el primer seleccionador no español de nuestra historia». La ambición y la visión de Luque son palpables, ¡él ve más allá!
Un futuro incierto, pero cauto
Si alguien influyó en Jenni: «Sí, lo sigo pensando. Es la persona que más daño me ha hecho en la vida, pero no es mala persona. A mí antes me demostró que era buena persona. Es una marabunta muy grande la que influyó en ella, y a mí se me escapa». Su percepción de las influencias externas destaca un fenómeno que vamos viendo más en el mundo del fútbol: la presión social y mediática puede distorsionar la realidad.
Si hablaría con Jenni en un futuro: «Tengo la conciencia tranquila, y el rencor no lleva a ningún lado. He visto sufrir mucho a mis seres queridos y he estado sin dormir muchas noches con esto, hacía varios años que no lloraba…». Un cierre, quizás, a un capítulo que ha quedado perforado por los dardos de los medios y la opinión pública.
