Tras el duro revés sufrido ante el Lille, el Real Madrid se encuentra en una encrucijada: por un lado, el club se ha sumido en una jornada de introspección, y por otro, se ha abierto un debate candente en torno al desempeño del equipo. Ancelotti, tomando el pulso al equipo, ha admitido la falta de ideas y la necesidad urgente de reactivar a los suyos. Sin embargo, la preocupación en Valdebebas es palpable, y algunos ya se agitan en sus asientos al observar que el técnico no ha logrado definir un esquema convincente tras la salida de Kroos. Lo verdaderamente inquietante no es solo el resultado, sino el estilo de juego. O, mejor dicho, la ausencia de él.
El dilema de Arda Güler: una chispa aún sin prender
Lo que levanta cejas en el entorno madridista es la intermitencia de Arda Güler, uno de los pocos jugadores que tiene la capacidad de conectar las líneas y revitalizar el ataque con su creatividad. A pesar de haber brillado en el segundo tiempo contra el Lille, sus oportunidades han sido escasas. La pregunta es si Ancelotti está desaprovechando a este prometedor talento que, cuando entra al campo, parece cambiar el ritmo del partido casi como lo haría una orquesta al acelerar su tempo.
El rompecabezas del centro del campo
El intento de recrear un centro del campo sólido con Tchouameni, Camavinga, y Bellingham no ha logrado llenar el vacío dejado por el icónico trío Casemiro-Kroos-Modric. Tchouameni sigue titubeante y Camavinga recién regresa de una lesión complicada. Fede Valverde, esencial pero desplazado a una banda, y Jude Bellingham, con las ideas nubladas en la izquierda, completan un cuadro que necesita más chispa.
Güler, por otro lado, ha demostrado tener visión y un toque cerca del área que puede reactivar el engranaje ofensivo. En sus 24 vibrantes minutos frente al Lille, distribuyó balones que casi logran conectar un gol, mientras se convertía en el tercer jugador del conjunto blanco con más centros completados, solo por detrás de Carvajal y Vinicius.
Una oportunidad perdida o un plan en marcha
Güler ha jugado apenas el 28% de los minutos esta temporada, apareciendo ocasionalmente como una luz entre las sombras. En contraste, Ancelotti había prometido que sería clave esta campaña; sin embargo, su uso sigue limitado. El técnico, ahora en busca de soluciones, lo ha probado como interior. Y aunque el equipo pida a gritos más minutos suyos, la paciencia se erige como la moneda de cambio en el club.
La expectativa es que el joven, tal como hiciera Modric, pueda adaptarse para convertirse en un elemento crucial desde una posición más retrasada, reverberando en el campo como un trueno de primavera. En Valdebebas reconocen su potencial y la evolución física que ha experimentado, consolidándose muscularmente sin sacrificar su agilidad.
Lo que está en juego es importante: encontrar un equilibrio que recupere el ‘rock&roll’ que hace vibrar a los merengues. Sin Kroos, esa armonía se tambalea, y el camino que viene no será fácil: Villarreal, Celta, Borussia Dortmund, Barcelona y Valencia son batallas en la agenda que definirán la capacidad del Madrid para volver a ser el gigante dormido que se esperaba en esta temporada.