Las derrotas dejan huella: Real Zaragoza busca su norte

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El fútbol es un mundo de causas y consecuencias. Las primeras jornadas para el Real Zaragoza no fueron indulgentes. Dos derrotas ante la Real B y el Andorra, equipos recién ascendidos, dejaron un sabor amargo. Cuatro goles en contra y una sequía ofensiva, a excepción del tanto de Bazdar, pintan un panorama complicado.
Un ataque que promete, pero no cumple
Aunque mostrando chispazos de peligro en el área rival, el equipo aragonés no logró convertir oportunidades en goles, como si el arco contrincante estuviera en un castillo impenetrable. La falta de precisión en el último pase y la puntería fallida han lastrado sus esfuerzos.
Presión y fragilidad: el doble filo del Zaragoza
Gabi Fernández quería un Zaragoza que presionara alto, recuperando el balón cerca del área rival con la urgencia de un cazador. Sin embargo, sus promesas de un juego directo y una defensa sólida se diluyeron. La fragilidad defensiva, con cuatro goles encajados, dejó al equipo tambaleándose.
El golpe de timón en Castellón
Ante las derrotas, Gabi optó por la cautela en Castellón, renunciando al ataque fulminante. El equipo se parapetó con una línea de cinco defensores, como un muro que intentaba resistir la embestida. Sin embargo, las grietas se hicieron evidentes: el Castellón detectó el aroma del gol y no perdonó. Cipenga marcó en el minuto 60, aprovechando un error en la marca.

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Reacción tardía y un empate salvador
Con el tiempo en contra, el Zaragoza despertó de su letargo. Un potente disparo de Saidu que se estrelló en el larguero fue el preludio del empate. Gracias a Adri Rodríguez, que evitó mayores daños, el gol de Dani Gómez, inicialmente anulado por un fuera de juego inexistente, aseguró el primer punto de la temporada.
En resumen, el Real Zaragoza se debate entre valentía y duda. Gabi sigue buscando la fórmula perfecta en un equipo aún incompleto. «Estáis viendo mucho de lo que quiero de mi Zaragoza,» declaró antes de viajar a Castellón. El camino es largo, y el próximo capítulo está por escribirse.
